martes, 30 de diciembre de 2014


Descubiertas las matemáticas de los ecosistemas 
Científicos descubren una propiedad que subyace a todos ellos, y que estructura sus redes tróficas. (Fuente: Universidad de Warwick y Universidad de Granada)

Parece que bajo uno de los mayores misterios de los ecosistemas -cómo estos logran sobrevivir- subyace una propiedad matemática hasta ahora desconocida. La propiedad, que ha sido bautizada como Trophic Coherence o Coherencia Trófica, es una medida de la interacción de los seres vivos con sus redes tróficas o de alimentación, dentro de cada ecosistema, y ha sido determinada por científicos de la Universidad de Warwick (Reino Unido) y de la Universidad de Granada.

Parece que bajo uno de los mayores misterios de los ecosistemas -cómo estos logran sobrevivir- subyace una propiedad matemática hasta ahora desconocida. 

La propiedad, que ha sido bautizada como Trophic Coherence  o Coherencia Trófica, es una medida de la interacción de los seres vivos con sus redes tróficas o de alimentación, dentro de cada ecosistema, y ha sido determinada por científicos de la Universidad de Warwick y de la Universidad de Granada. 

Según explican los científicos británicos en un comunicado de dicha universidad, la medida proporciona la primera explicación matemática de la arquitectura de los ecosistemas y de cómo las cadenas de alimentación crecen al tiempo que se hacen más estables. Asimismo, la Coherencia Trófica demuestra que los ecosistemas son menos aleatorios y están más estructurados de lo que se pensaba. 

Una propiedad estructural 

Samuel Johnson, uno de los autores de la investigación, explica que los edificios necesitan seguir unas leyes matemáticas y físicas para mantenerse en pie, para adaptarse a las condiciones del medio, etc. Y que lo mismo ocurre con los ecosistemas. Estos, señala, “también necesitan estructura”. 

“La Coherencia Trófica parece jugar el rol en los ecosistemas de sustento de las estructuras. Es una propiedad estructural que ayuda a los ecosistemas a sobrevivir, y que es común a todos los ecosistemas que hemos analizado”, sigue diciendo Johnson (los científicos analizaron un conjunto de redes tróficas provenientes de muy diversos tipos de ecosistemas). 

“De no existir esta propiedad matemática, en cualquier ecosistema los animales comerían todo lo que pudieran, fuera esto bueno o no para dicho ecosistema. Sin embargo, por fortuna, la coherencia emerge en estos contextos, del hecho de que las especies tiendan a consumir a otras especies con las que tienen ciertas cosas en común, como la dieta. 

“Al observar estas interacciones en la naturaleza, comprendidas dentro de la cadena trófica, nos pueden parecer completamente aleatorias (…) En realidad, bajo esa azarosa fachada subyace una propiedad matemática fundamental”, asegura el investigador.

Potenciales aplicaciones 

Poder calcular matemáticamente si un ecosistema dado es propenso a convertirse en más o menos estable si pierde ciertas especies puede resultar importante para los esfuerzos de conservación. 

Estos resultados tendrían además importantes aplicaciones en campos como la economía o la ingeniería, en los que comprender la relación entre tamaño o extensión y estabilidad resulta a menudo crucial. 

Científicos de la Universidad de Granada explican asimismo en un comunicado de dicha Universidad, que este ofrece además una explicación al hecho de que en contextos complejos como las selvas amazónicas o los arrecifes de coral coexistan muchas especies muy similares entre sí, en lugar de que unas pocas de ellas desplacen a las demás. 

 Cómo llegaron a la coherencia 

Los investigadores midieron hasta qué punto las especies se suelen organizar por niveles, de manera que la mayoría de las presas de cualquier depredador estén en el nivel inmediatamente inferior a él. 
Por ejemplo, en una red perfectamente coherente, los herbívoros en el primer nivel trófico sólo se nutren de plantas (en el nivel cero), los carnívoros primarios en el segundo nivel comen sólo herbívoros, y así sucesivamente. 

Aunque esta organización de las redes tróficas en estratos (o “coherencia trófica”) no es perfecta en las redes naturales (por ejemplo, existen omnívoros que se nutren de varios niveles) es, sin duda, mucho mayor en las redes reales de lo que consideran o predicen los modelos matemáticos actualmente utilizados en ecología. Es más, como se demuestra en este trabajo, “esta coherencia está fuertemente correlacionada con la estabilidad de las redes: a más coherencia más estabilidad”. 

Desde hace años, los científicos se han sentido fascinados por la cantidad y variedad de formas de vida que habitan ciertos ecosistemas muy complejos. En 1972, un eminente físico y ecólogo, Sir Robert May, demostró matemáticamente -utilizando modelos muy sencillos- que el tamaño y la complejidad deberían tender a desestabilizar cualquier sistema dinámico. Este resultado, conocido desde entonces como “paradoja de May”, inició un encendido debate sobre los efectos de la diversidad en la estabilidad. 

Según los científicos de la Universidad de Granada, los resultados obtenidos ahora no implican que “May se equivocara”. Pues, como él mismo “ya señaló en su trabajo original, los ecosistemas deben de tener alguna propiedad estructural” y sus redes tróficas un “particular diseño o arquitectura”. 

miércoles, 26 de noviembre de 2014


Nuevo articulo de Manuel Béjar donde se nos hace reflexionar sobre los nuevos paradigmas metafísicos surgidos de la física cuántica y de la verdadera naturaleza de sus procesos derivados a nivel subatómico.

El fondo holístico que permea todo el universo hace nacer la realidad física
Del orden cuántico en física de partículas al fondo cuántico de energías

La física cuántica desarrollada en el XX ha constatado una arquitectura fenomenológica que exige una revisión crítica de los presupuestos ontológicos clásicos. Todavía en el siglo XXI, la física cuántica sigue desplegando su alcance explicativo y ya se han iniciado las primeras tentativas que proyectan su concepción de la materia hacia otros campos tradicionalmente abordados por las ciencias humanas clásicas. Sin duda nuestra concepción ilustrada de la realidad ha de abrirse a la luz de la física moderna y prepararse para una nueva cosmovisión de referencia que oriente el desarrollo del nuevo humanismo científico. Por Manuel Béjar.


Orden cuántico, partículas y energía fontanal

La física de partículas elementales es por antonomasia y mérito una disciplina ejemplar dentro de una ciencia paradigmática. Íntimamente ligada al desarrollo de la teoría cuántica, la física de partículas nos ofrece un conocimiento inestimable tanto del mundo físico microscópico como del macrocosmos. El desarrollo de sofisticados aceleradores donde se hacen chocar partículas a velocidades casi lumínicas ha producido un amplísimo conocimiento acerca de los componentes físicos fundamentales de la materia y de sus interacciones.

Fenomenología de la composición física de la materia

El carácter fundamental de las partículas es un concepto histórico que depende de las energías usadas en el estudio de la materia. A energías en torno a 1015 eV, existen tres tipos de partículas fundamentales que conforman la materia fermiónica: leptones, neutrinos y quarks. Toda la materia ordinaria está constituida por partículas de alguno de estos tres tipos. Cada uno presenta tres familias. Existen tres tipos de leptones (electrones (e-), muones (m -) y tauones (t -)) asociados con sus respectivas familias de neutrinos (electrónicos (ne), muónicos (nm) y tauónicos (nt) y tres familias de quarks (up-down (u-d), charm-strange (c-s), bottom-up (b-u)). En total son doce las partículas fundamentales distribuidas en tres familias con los mismos números cuánticos pero distinta masa.

En la actualidad resulta bien conocido que todas las partículas fundamentales interaccionan gravitatoria y débilmente, pero sólo los quarks sufren la interacción fuerte. Las partículas fundamentales fermiónicas se ligan unas con otras a través del intercambio de otras partículas denominadas bosones mediadores. Construida desde principios matemáticos de invariancia gauge, la teoría cuántica de campos explica el amplio espectro de partículas a partir de las doce partículas fundamentales y tres bosones mediadores, también denominados bosones gauge.

La mecánica cuántica es una teoría dependiente de las relaciones de fase, pero no de la fase global de un sistema físico cuántico. No importa el valor de la fase elegido localmente sino las diferencias de fase entre las partes de un sistema. Puesto que la teoría cuántica es sensible a los incrementos de fase, la elección previa debe ser la misma para todo el sistema. Se requiere de una invariancia global de fase para no introducir perturbaciones extraordinarias. Ahora bien, ¿cómo es posible que todas las partes de un sistema acuerden en la misma elección física sin violar la causalidad local de la Relatividad?

No existe ninguna onda relativista que haga homogénea la fase global de un sistema físico si no está globalmente conectado de algún modo intrínseco. Es imprescindible, pues, desde el punto de vista físico introducir desviaciones locales de fase entre una parte y otra del sistema. Consecuentemente, la evolución física del sistema cuántico quedará perturbada, digamos, a priori; es decir, previamente a la acción de las interacciones físicas. Para evitar estas molestas perturbaciones basta incluir en las ecuaciones de las teorías de campos un elemento que contrarreste el efecto, un término que devuelva la invariancia global requerida: esto es, un término gauge.

Tras aceptar cambios locales de fase e introducir el término gauge, la función de onda del sistema verifica una ecuación equivalente a la de Schrödinger que es invariante bajo transformaciones locales de fase [1] e incluye las correcciones relativistas pertinentes. Curiosamente, los cambios válidos para dejar invariante la ecuación de la electrodinámica cuántica son los mismos que los permitidos en la elección del gauge electromagnético del potencial vector del electromagnetismo clásico. La libertad gauge clásica equivale a la invariancia gauge cuántica.

El alcance de las cuatro interacciones fundamentales depende de la masa de sus respectivos bosones. De acuerdo con el principio de Heisenberg, cuanto mayor sea su energía en reposo, menor es el tiempo de vida media y, por tanto, pueden recorrer distancias menores, reduciéndose su alcance. Las interacciones de alcance ilimitado son la electromagnética y gravitatoria, mediadas respectivamente por el fotón y el gravitón, que carecen de masa. Los bosones débiles son realmente masivos (1011 eV). Por ello, la interacción débil queda limitada al interior del núcleo. Los mediadores sólo pueden conectar partículas a distancias típicas de la escala subnuclear. De igual manera, los gluones sólo hacen interaccionar a quarks que comparten el mismo recinto nuclear. A diferencia de los bosones débiles, los gluones carecen de masa, pero debido a interacciones entre ellos se forma una masa efectiva equivalente no nula que limita el alcance de la interacción. Podemos decir que el gluón desnudo de masa nula es revestido con una energía de interacción que lo dota de masa y, en consecuencia, la interacción fuerte se hace de corto alcance.

Junto a las doce partículas fundamentales y los tres bosones mediadores descubiertos se encuentran una gran variedad de partículas resultantes de los procesos de síntesis. En primer lugar, por cada partícula elemental existe una compañera con cargas físicas opuestas. Son las partículas de antimateria que, al interaccionar con la materia ordinaria, se transforman en radiación electromagnética.

Existen partículas que permanecen estables durante un brevísimo periodo de tiempo (10-23s) hasta desintegrarse por interacción fuerte en partículas más estables como protones, neutrones y piones. Son las partículas delta y sigma, que son resonancias bariónicas: partículas con mayor energía que las fundamentales. Es posible, incluso, que existan un número ilimitado de estas resonancias con mayor masa y espín. A energías mucho más elevadas que la de los modernos aceleradores (1017 eV) no sería posible otorgar el calificativo de fundamental a los electrones, neutrinos y quarks frente a las resonancias. La elementalidad de las partículas depende de la energía del entorno en cuestión [2].

La actividad física de la materia

Tras presentar la fenomenología de la composición física de la materia nos disponemos a indagar en la idea que la física de partículas ofrece acerca de la actividad física de la materia. La elementalidad de las partículas fundamentales depende de la energía del universo. No es algo absoluto. A altísimas energías, la física de partículas no puede distinguir los elementos básicos de la materia. Todo es un energético dinamismo que hace emerger multitud de partículas denominadas resonancias. Incluso, en situaciones de menor energía, cuando las interacciones físicas determinan las partículas fundamentales por su mayor estabilidad, podemos seguir hablando de la naturaleza emergente de la materia desde un soporte básico primario.

Los hadrones son partículas resultantes de una interacción entre elementos físicos, los quarks, que carecen de existencia individual. El protón no es la mera suma de tres quarks, pues el quark individual carece de sentido. No existe un quark aislado. En realidad el protón es producto emergente de las interacciones cuánticas entre gluones y quarks. El protón es el todo surgido de una sinergia física. Su individualidad y propiedades físicas están mejor definidas que las de sus constituyentes.

En su dinámica desde un soporte energético fundamental, la materia emergente evoluciona hacia estados de mayor definición física como consecuencia de sus interacciones cuánticas básicas. Observamos cómo se va adquiriendo una mayor individualidad sin anular definitivamente el potencial emergente de su verdadera ontología. La física supera la epistemología newtoniana clásica de partículas elementales que se entienden como constituyentes básicos individuales de la materia. La individualidad de una partícula es un producto emergente que resulta de la interacción. El protón es lo que es por la interacción de los campos cuánticos y no por la suma de las individualidades de sus constituyentes.

En sintonía con el carácter fundamental de las partículas físicas, el espacio-tiempo de Einstein tampoco es un concepto absoluto. El espacio-tiempo es una estructura dinámica que sufre la presencia de las partículas a través de la interacción gravitatoria. Recíprocamente, este dinamismo perturba el contexto relacional de las partículas. A través de la interacción gravitatoria, el espacio-tiempo participa de la dinámica del zoo de partículas.  Es, en definitiva, materia. Se trata de materia con unas propiedades físicas tan bien definidas como las de las partículas: curvatura, densidad de energía, constante dieléctrica, permeabilidad magnética… Podríamos decir, incluso, que el espacio-tiempo es una macropartícula que universaliza al resto de partículas, unificándolas en una región que favorezca su interacción mutua. La gravedad moldea la forma del espacio-tiempo e indirectamente determina las leyes físicas de las demás interacciones físicas.

En su condición de materia, la naturaleza física del espacio-tiempo depende de las condiciones energéticas. Si a bajas energías el espacio-tiempo se comporta como un soporte básico donde se manifiesta la actividad física, resulta bien conocido que el influjo de cuerpos muy masivos o campos muy energéticos transforman gravemente su naturaleza, alcanzándose un estado físico que las ciencias físicas no aciertan a describir con precisión. Al igual que con las partículas, a elevadas energías el espacio-tiempo parece descomponerse y dejar paso a un orden subyacente más básico. ¿De dónde surge, pues, el espacio-tiempo?

La pregunta que formulamos nos sitúa en la frontera del conocimiento científico, al borde de la especulación metafísica. Aun conscientes de las limitaciones científicas de estudiar un espacio-tiempo ultra-energético, trataremos de permanecer del lado de la ciencia relacionando las especulaciones teóricas con algunos de los fenómenos cuánticos del comienzo del capítulo. Si bien es cierto que la energía de los aceleradores sólo perturba ligeramente la estructura espacio-temporal, no resultan despreciables los efectos físicos que se producen.

Las partículas que chocan violentamente en regiones espaciotemporales muy localizadas experimentan procesos físicos inexistentes en las condiciones ordinarias clásicas. Tras un choque energético no es posible predecir con certeza cuáles son las partículas resultantes. Posiblemente porque antes del choque no está definida la individualidad de los constituyentes de las partículas que colisionan. En cada colisión de partículas en los aceleradores resultan numerosos y distintos tipos de partículas. Es después del choque cuando la interacción de los campos cuánticos genera la individualidad de los nuevos productos de partículas. De forma efectiva, parece que la colisión provoca la emergencia de nuevas partículas. Así pues, aun a energías insuficientes para disgregar el espacio-tiempo, es posible comprobar su naturaleza emergente.

Partículas y altas energías

Extrapolando las teorías de campos cuánticos a energías más y más altas, se llega a fascinantes conclusiones acordes con el espectro de fenómenos cuánticos observados. La teoría de campos establece que tanto mayor ha de ser la energía de las partículas cuanto más profundamente se desee desentrañar la materia. A energía de 1017eV es posible alcanzar los escondijos del núcleo atómico hasta sentir la presencia de las interacciones fuerte y débil que experimental los quarks a escalas de 10-18m. Según reducimos la escala espacial y localizamos mejor la región espaciotemporal en cuestión, producimos una mayor indefinición en su cantidad de momento o energía, de acuerdo con el Principio de Heisenberg.

Es decir, al acotar cada vez más una sección de espacio-tiempo, ésta se vuelve más indefinida. Tiene una dinámica tan energética y localizada que, lejos de ser un espacio-tiempo plano o suavemente curvado, presenta un patrón cuántico fluctuante de lo más irregular. El espacio-tiempo adquiere una estructura compleja con múltiples interconexiones [3]. Con energías suficientes para alcanzar los 10-35m, en la escala de Planck, se pierde toda definición: el espacio-tiempo tal y como lo conocemos deja de tener sentido físico. Siguiendo la analogía de Greene, se inspeccionaría la caldera principal de la fábrica del cosmos. El espacio-tiempo relativista tampoco es el fundamento primario de la realidad material. Si él mismo se descompone a energías de Planck, debemos preguntarnos cómo se compone el espacio-tiempo a partir del fondo planckiano [4].

Al hablar de fondo planckiano no debemos pensar en una esencia física de carácter absoluto. Tanto epistemológicamente como científicamente carece de sentido atribuir la condición de absoluto a un ente físico. En este fondo de energía desaparece la idea clásica de materia atómica en favor de una concepción más campal, múltiplemente conexa, donde emergen las estructuras físicas capaces de mantener estas propiedades cuánticas bajo determinadas condiciones.

El fondo de energía planckiano es materia a 1028eV. No es una energía independiente. Es un campo de energía ligado con la materia fenoménica, tanto corpuscular como campal. Se trata de energía en interacción que produce el espacio-tiempo y las partículas que en él se sintetizan. En la frontera del espacio y del tiempo, el fondo de Planck es energía cuya razón de ser pierde todo sentido físico si su esencia fuese independiente de la materia explícita. La materia existe gracias a la actividad física de este fondo cuya esencia física es producir el espacio-tiempo, las partículas y los campos.

Las propiedades físicas están íntimamente ligadas con el entorno. La física de partículas no concibe partículas desnudas independientes como si tratara de pequeños corpúsculos indivisibles. Las partículas, cuya naturaleza física fundamental es siempre relativa, son objetos materiales revestidos o apantallados por la actividad del vacío [5]. En el vacío están constantemente sintetizándose partículas virtuales que afectan a las propiedades físicas observables. Pretender interactuar con la esencia física de la partícula es un sinsentido pues no existe esencia física pura sino interrelación. En síntesis, podemos concluir que cada partícula es más un todo a través de su ligazón a una ontología capaz de hacer emerger materia, que un mero constituyente. La materia es en sí misma más interacción que individualidad, aunque la materia pueda gozar de una relativa independencia a través de estructuras más complejas surgidas en este orden físico holístico.

Desde el punto de vista de la física todo es materia en actividad física. Precisamente esta actividad de la materia, el dinamismo físico, permite su estudio científico. La materia es, pues, el resultado de una interrelación entre un fondo omnipresente interactivo cuyo estado de mínima energía es el vacío cuántico, siempre fluctuante, de donde emerge en condiciones energéticas adecuadas el espacio-tiempo y las partículas, como condensaciones del oscilante vacío a energías de Planck.

No existe una materia física fundamental. Cualquier partícula fundamental no es una entidad individual independiente de este fondo de energía. No es tanto una individualidad cuanto el producto de una necesaria coexistencia. Por ello, los físicos de partículas niegan que la masa de una partícula libre sea un observable. Carece de sentido físico porque cualquier partícula está siempre en interacción. Por tanto, al referirse a la masa de una partícula se entiende la masa efectiva que resulta bajo la acción del entorno energético.

Las partículas son concentraciones de la energía del vacío revestidas de fluctuaciones del vacío cuántico. No es posible pensar científicamente en un sustrato más fundamental, pero sí generar una explicación de la ligazón implicada-explicada entre el fondo de Planck y el espacio-tiempo. El espacio-tiempo es la consecuencia física explicada de una interacción holística más profunda en el fondo de energía de Planck. Es la macropartícula resultante de la interacción coherente de la energía subyacente, donde prima la interacción sobre la individualidad.

Alcanzamos ya la sexta afección ontológica en el lenguaje de la física.

Fin del absoluto ontológico

La física nos conduce hacia un fondo de energía de cuya interacción surgen el espacio-tiempo, los campos y las partículas. Todo fenómeno físico apunta hacia un mismo origen. El lenguaje de las modernas teorías físicas pretende definir un estatus básico de interrelación para la materia. A nuestro entender, no se pretende ya tanto buscar un orden causal hasta el origen de la materia cuanto hallar una interrelación mutua coherente de la materia. No hay partículas sin campos, ni campos sin espacio-tiempo, ni estructura espaciotemporal sin el entrelazamiento coherente del fondo de energía. Ni, siquiera, fondo de energía sin partículas virtuales, pues sólo se entiende como una ontología cuya actividad física hace emerger la materia.

 Todo es materia interconectada en el fondo planckiano de energía. Sólo existe el todo. Las partes no pueden entenderse sin referirlas coherentemente a un único todo. Es decir, el inabarcable todo es cuanto existe; pero su esencia puede ser aprehendida en la interrelación de sus partes. Es en el comportamiento colectivo emergente de la materia donde se capta su esencia consecuente con el conjunto de principios básicos más fundamentales. El lenguaje de la física no se refiere ya a una esencia en sentido absoluto. Más bien, la esencia radica en un holismo con potencial para hacer emerger los fenómenos desde una interrelación global que deja al absoluto ontológico en un plano marginal.

Es posible pensar que tanto permanecer al resguardo del ingenuo realismo, el lenguaje de la física termina rozando el idealismo epistemológico. Esta es la posición de la escuela de Bohr. Al final todos son conceptos, muy bien relacionados, que permiten explicar la realidad como epifenómeno. En la actualidad, con los descubrimientos de la física cuántica, es posible materializar los conceptos en una ontología que fundamente el ser físico. Esta ontología no entiende de determinismos clásicos, ni de leyes causa-efecto, ni siquiera de la continuidad del mundo macroscópico. La razón de ser de esta ontología es ser en relación. Y producir los seres como resultado de la fragmentación de interacciones en distintos niveles de realidad. Hasta tal punto es así que sabemos cómo la decoherencia de las interacciones no-locales de esta ontología produce nuevos elementos de realidad. La realidad es no-local y según se destruye la no-localidad la globalidad genera individualidad. Por eso decimos que la ontología no acepta la localidad clásica y que las partículas clásicas son elementos ónticos de una ontología dinámica menos conectada.

En síntesis, desde nuestra interpretación metafísica del lenguaje de la física no podemos decir que la física descubra una realidad última fundamental. No parece que exista una ontología que es lo que es y no puede ser de otra manera. La experiencia física nos desvela que existen múltiples niveles de realidad en correspondencia con distintos órdenes de conexión de una ontología dinámica con potencial para fragmentarse y sintetizar los elementos ónticos que constituyen las estructuras presentes en nuestras experiencias conscientes. No tenemos experiencia de esta ontología como soporte de la actividad física, pero sí es posible derivarla como consecuencia metafísica de los experimentos cuánticos. Ahora bien, no hay razón para dotarla de un carácter absoluto; porque los experimentos muestran variabilidad ontológica. Podría decirse que lo absoluto es la relación, pero si es relación no es absoluto. Y en este sentido hablamos del fin del absoluto ontológico.

La última frontera de la física

Los experimentos cuánticos forzaron un giro en el lenguaje de la física desde el continuismo clásico hacia la discontinuidad en el espectro de valores posibles para algunas magnitudes observables. A diferencia del caso clásico un sistema cuántico dispone de un número discreto de estados distinguibles. Por ello, basta una cantidad finita de información para registrarlos. Las leyes cuánticas hacen finita la cantidad de información necesaria para especificar el estado de un sistema físico en el régimen cuántico. Sin alternativas no hay información, porque la rigidez absoluta sería única y no necesitaría ser etiquetada.

La diversidad y la sorpresa hacen posible la información. Si todo estuviera determinado los acontecimientos presentes no producirían información. La información ya se tendría de antemano. Del mismo modo si todo fuera absolutamente único no habría posibilidad de que generara información, puesto que todo es de una sola manera y no hay posibilidad de que informe ser de manera distinta. Esto no es así en realidad. Solo la nada y lo absoluto se registrarían con cero bits de información. La realidad es que los procesos cuánticos generan información cuando se resuelve la incertidumbre cuántica y se genera el estado clásico observable. En la práctica, el número de alternativas cuántica en un sistema finito es finito y, por tanto, la información también es finita y cuantificable.

La reciente computación cuántica explota precisamente el extraño comportamiento del régimen microscópico. Los ordenadores cuánticos son dispositivos capaces de procesar la información de átomos individuales, fotones y demás sistemas microscópicos. En la actualidad se han construido pequeños ordenadores cuánticos a escala microscópica. Sabemos cómo hacer que unos pocos átomos realicen computaciones simples con la información que almacenan. Pero aún no disponemos de ordenadores cuánticos macroscópicos.

Teoría de la información y lenguaje de la física

Con el desarrollo de la teoría de la información el lenguaje de la física integró en su vocabulario el bit como expresión de la unidad mínima de información. La relevancia creciente de la teoría de la información en la física cuántica ha provocado una readaptación del lenguaje físico en su aplicación a la interpretación de la realidad. Aparecen novedosos conceptos como el de campo de información que origina la realidad material del orden fenomenológico. Desde la perspectiva de la información cuántica, el universo entero se entiende hecho de bits.

Los bits clásicos tienen un único valor individual bien definido: el cero o el uno. A diferencia de un bit clásico, un bit cuántico o qubit puede registrar una combinación de los dos valores a la vez. De acuerdo con la interpretación de la realidad cuántica seguida en este artículo diríamos que el qubit no tiene un individualidad óntica definida, pues permanece en una ontología cuántica que aún no se ha fragmentado para producir el bit clásico concreto y la consiguiente determinación del valor cero o uno.

 Puesto que el qubit goza de las propiedades cuánticas de su ontología, un ordenador cuántico puede ejecutar simultáneamente  varias computaciones. El procesamiento cuántico en paralelo es distinto del clásico, ya que no se trata de una mera asociación de procesadores operando juntos. Más bien, en computación cuántica un único procesador realiza varios procesos simultáneamente, del mismo modo que una partícula cuántica puede estar en varias posiciones al mismo tiempo. El ordenador cuántico se beneficia de la ontología cuántica para procesar la información del mismo modo que lo hace la realidad cuántica por su razón de ser ontológica.

Un ordenador cuántico se entiende como una colección de qubits. Su potencia de computación es proporcional al número de qubits. Diez qubits pueden realizar 1024 operaciones simultáneas. Con n qubits se realizarían 2n operaciones simultáneamente. El universo en su conjunto es un inmenso ordenador cuántico que procesa los bits registrados en el campo de información. Cuando decimos que el universo computa entendemos que su lenguaje de computación son las leyes físicas. La computación del universo no parece ser clásica, ya que los bits clásicos no funcionan bien para almacenar la información de un sistema cuántico.

Al ser cuántico el nivel fundamental del universo, el cosmos debe comportarse como un computador cuántico. Ante la pregunta de qué información se está procesando, se respondería que el universo se computa a sí mismo, pues el universo es información. El universo es un todo autosuficiente de información capaz de procesarla para ganar en complejidad.

El concepto de universo computacional no se opone a la idea clásica de universo físico. La cuestión de fondo a discutir del universo computacional es: ¿de dónde procede la energía? A este interrogante la física cuántica responde que la energía es analizable físicamente en términos de campos cuánticos, que conforman la fábrica del universo y de cuyo oleaje emergen las partículas elementales. En este sentido, la información y la energía desempeñan funciones complementarias en el universo. La energía hace que las cosas sean y la información les dice qué deben ser. Hacer algo cuesta energía y especificarlo necesita información. La sorpresa y la diversidad tan características de nuestro mundo físico, biológico, psíquico y cultural indican que la concreción de nuestro mundo requiere procesar la información que hace posible la determinación individual en el orden global.

En el lenguaje actual de la física podemos asegurar que información y energía están al mismo nivel fundamental. La complejidad de las estructuras fenomenológicas del universo es una manifestación del potencial cósmico para computar la información cuántica fundamental que gobierna los procesos microscópicos. Todos los sistemas físicos son últimamente cuánticos. Y, por tanto, registran, procesan y generan bits de información. El valor de un bit de información no es algo absoluto por su valor específico sino, más bien, algo en relación con otros bits involucrados en el proceso de información. No importa tanto la parte como el todo para entender cómo surge la evolución dinámica del universo hacia la complejidad desde el procesamiento de información en sistemas cuánticos. Es más, de nuevo la parte no está definida como individualidad en la ontología cuántica y por ello tiene mayor importancia el carácter holístico de la realidad.

Avanzar en la tecnología de ordenadores cuánticos permitirá profundizar en cómo el universo genera estructuras complejas a partir del registro y procesamiento de su propia información. Si pensamos que el ordenador cuántico macroscópico universal es el propio universo, entonces el objetivo principal es revelar el papel fundamental que la información desempeña en la evolución del universo. En opinión de algunos físicos actuales, un ordenador cuántico artificial realizaría el mismo procesamiento de la información siguiendo las mismas instrucciones y obtendría los mismos resultados.

Según Lloyd [6], un supuesto observador no sería capaz de distinguir el procesamiento cuántico del universo del de un simulador. El universo no puede ser completamente desvelado salvo que se obtenga un duplicado indistinguible del original. A su modo de ver, el ordenador cuántico y el universo serían esencialmente idénticos; pues, a su juicio todo es una manifestación de la computación cuántica del universo. Lloyd se lamenta de que aún no se disponga de un simulador cuántico universal, pero afirma que bastaría un ordenador cuántico que realizara 10122 operaciones por segundo con un total de 1092 bits. Un ordenador cuántico funcionaría como un simulador universal del mismo modo que propio universo físico. La simulación podría llegar a ser tan precisa que el comportamiento del ordenador fuera indistinguible del universo. ¿Quiere decir esto que un futuro ordenador cuántico creado con una tecnología futura podría producir un nuevo universo?

 Recordemos que información y energía están en el mismo nivel fundamental. Si hipotéticamente se dispusiera de un ordenador cuántico que procesara la información como el propio universo, tendríamos un gran simulador cósmico que, en el mejor de los casos, nos permitiera influir en la evolución del universo –como en realidad ya hacemos en el presente a escala planetaria. Pero no debemos pensar que podríamos crean un nuevo universo, porque ¿de dónde se obtendría la energía? Si nuestro universo no ha producido aún un universo hijo probablemente se deba a que todo el universo carece de la energía necesaria para hacerlo factible. Centrémonos, pues, en la explicación del origen de nuestro universo desde la teoría cuántica de la información.

El universo primitivo, simple y ordenado, podía ser descrito con unos pocos bits de información. Tras el inicio de la expansión, la energía libre primordial disponible en los campos cuánticos permitió que se materializara el procesamiento de la información cósmica en las primeras partículas elementales. A medida que el universo se expandía fue procesando información, transformándose y registrando nuevos bits de información que guiaron los siguientes estadios característicos de la evolución hacia la complejidad. Cuando el universo se enfrió lo suficiente para evitar que las partículas perdieran su individualidad, empezaron a formarse los primeros condensados locales de partículas. El universo fue aumentado su entropía, aunque, seguía siendo uniforme y sin estructura a gran escala. Entonces, ¿cómo surgió la estructura cósmica a gran escala?

Los orígenes de la estructuración macroscópica del universo se explican en la sinergia entre las leyes de la gravedad y de la física cuántica. Debido a fluctuaciones cuánticas algunas regiones del universo se volvieron ligeramente más densas que otras. La gravedad amplificó estas fluctuaciones de densidad hasta el nivel macroscópico. En este proceso se generaron nuevas cantidades de energía libre que permitiría en el futuro la estructuración y emergencia de los seres vivos. Esta facultad de la gravedad se asemeja a las propiedades del caos: una levísima diferencia puede producir grandes divergencias en el futuro.

El azar es también un elemento importante en la evolución del universo. La generación de bits aleatorios de información juega a favor de la emergencia de la complejidad en el universo. Un sistema absolutamente estable no evoluciona pues no tantea alternativas que lo hagan mejorar. Al azar muchas de estas alternativas son contraproducentes, pero algunas sí podrían ser beneficiosas. Los bits aleatorios dependen últimamente de las fluctuaciones cuánticas en el despertar del universo. Parece posible, pues, que la aleatoriedad cuántica haga mejorar el programa del comportamiento futuro del universo sin necesidad de recurrir a un centro de inteligencia que lo diseñara absolutamente desde el principio. En este sentido, el universo se haría inteligente a sí mismo.

        Boltzmann argumentaba que la complejidad del universo se debía al azar; es decir, lo atribuía a la consecuencia de una fluctuación estadística como en el caso gravitatorio. En la actualidad muchos patrones de complejidad matemática pueden ser producidos por programas informáticos simples. En la física clásica de Boltzmann, conocer las partes de un sistema es comprender el sistema como un todo. Pero en física cuántica el sistema en su conjunto puede estar en estado holístico bien definido, aunque sus constituyentes no tengan definida su individualidad. Así, en un entrelazamiento cuántico podemos conocer el estado un sistema cuántico en su conjunto, pero no los estados cuánticos individuales de sus constituyentes. Tiene sentido físico el conjunto, pero no las partes que se derivan tras la fragmentación del estado cuántico en el proceso de decoherencia. De acuerdo con Lloyd el entrelazamiento es el responsable de la generación de información en el universo. De esta manera se contempla la posibilidad de producir información física en el lenguaje actual de la física cuántica.

        Las leyes de la física cuántica están permanentemente inyectando nueva información en el universo debido a las omnipresentes fluctuaciones cuánticas. Las fluctuaciones cuánticas están reprogramando el universo, de la misma manera que el azar físico regula la recombinación genética en un embrión. Aunque el universo era simple de inicio pudo intrínsecamente generar con el tiempo estructuras complejas debido a la superposición coherente de estados cuánticos. En estado de superposición cuántica el universo pudo realizar en paralelo todas las posibles computaciones y generar la complejidad que hoy percibimos.

Siguiendo a Lloyd, los qubits podrían representar valores locales de la densidad de energía en el universo primitivo. Las superposiciones coherentes propagaron la información y originaron los procesos de transformación cuántico-clásica de algunos qubits en bits. En este proceso de reducción clásica la gravedad se acopló a las fluctuaciones de energía de los qubits y operó como un amplificador macroscópico que causó la gravedad clásica, liberó grandes cantidades de energía gravitatoria, rompió el equilibrio cuántico y originó la compleja estructura del universo a gran escala.

Fin de la unicidad del diseño ontológico

De acuerdo con la moderna teoría cuántica de la información el universo es capaz de diseñarse a sí mismo. Debido al carácter holístico de su existencia la historia del universo podría haber sido muy distinta. Abusando del lenguaje de las teorías de la información cuántica diríamos que el universo no nace, sino que se hace. Cuando se afirma que el universo funciona como un ordenador cuántico se entiende que el universo procesa simultáneamente todas sus posibles historias y termina produciendo una realidad física concreta.

En este sentido, concluimos en esta séptima afección ontológica del lenguaje físico afirmando que no hay razón física para afirmar la preexistencia de un diseño ontológico previo al comienzo de la actividad física del universo. Más bien, se desprende de las teorías físicas que el soporte del universo físico es un sustrato ontológico totipotente. Algo parecido a las células totipotentes cuyo diseño no está preestablecido en su naturaleza sino que se determina en función de la información que procesa en convergencia con otras células de su entorno.

A nuestro modo de ver la carencia de elementos de realidad que constituyan la ontología cuántica es un indicador de que no hay un absoluto ontológico y de que la ontología del universo es capaz de producir novedades que se concretan en los elementos ónticos del régimen clásico. Usando el lenguaje de la física de la información cuántica, el universo produce información cada vez que emergen las realidades individuales clásicas de un fondo ontológico más holístico. Esa información es necesaria para dar forma a la ontología cuántica que se fragmenta. En la formalización del mundo clásico la interacción gravitatoria ha sido fundamental al introducir nuevos grados de libertad que se han aprovechado para que la complejidad emergiera en un universo que en sus inicios fue puramente cuántico.

Sabemos que la gravedad es la única interacción física que no ha desvelado experimentalmente un comportamiento cuántico. Posiblemente la asimetría entre la gravedad y las tres interacciones cuánticas sea el origen de la estructuración y complejidad creciente en la evolución cósmica a gran escala. Quizás de haber sido también una interacción cuántica tan potente el universo físico que observamos no existiría porque todo perduraría en su ontología cuántica original. Es posible que la gravedad también tenga una naturaleza cuántica.

De ser así, sería interesantísimo estudiar los sistemas físicos con gravedad cuántica. Es de suponer que estos sistemas estarían muy próximos a la ontología cuántica primordial y podríamos seguir profundizando en la naturaleza ontológica de la realidad. La observación de la evolución de estos sistemas gravitatorios cuánticos abriría nuevas ventanas hacia la metafísica de la realidad y se descubrirían potentes vías heurísticas para conocer cómo se debió fragmentar la ontología primordial y comenzó a diseñar el universo de las estructuras físicas, de los seres vivos y de la conciencia. Por este motivo la gravedad cuántica pudiera aportar alguna luz acerca del despertar cósmico de la actividad física y la emergencia de los seres vivos que la sienten y toman conciencia de su naturaleza.

Derivaciones metafísicas del lenguaje físico

El lenguaje de la física es un modo de hablar acerca de lo fenoménico. Como hemos explicado en este trabajo, parte del lenguaje de la física se ha especializado en dotar de andamiajes matemáticos a los fenómenos físicos como explicación última de su realidad. La versión más matemática de los lenguajes de la física se reduce a diseñar estructuras matemáticas que fundamenten las observaciones. Pero la física no se agota con la teoría matemática. El concepto de teoría en el lenguaje de la física es mucho más preciso que lo que comúnmente entendemos por teoría, como algo que podría funcionar. Los físicos desean construir teorías físicas que, de acuerdo con los resultados experimentales, permitan dar cuenta de la realidad.

A nivel fundamental el lenguaje de la física ofrece una comprensión profunda de la realidad que exige una reflexión metafísica. No es posible ofrecer una visión física de la realidad que se contenga a sí misma. Sin tiempo no hay actividad física que observar y la creación no es posible en la física. Las raíces del lenguaje físico dejan entrever un sustrato metafísico necesario para comprender el marco físico de la realidad. En este artículo hemos expuesto siete consecuencias metafísicas que se desprenden de la reflexión conceptual de las teorías físicas.

De acuerdo con las modernas teorías de la física la realidad no admite un determinismo ontológico donde todo está preestablecido desde el inicio del universo. Más bien se ofrece la imagen de una realidad que es fundamentalmente abierta capaz de hacer emerger un orden clásico concreto de un fondo dinámico de actividad indeterminada. En consecuencia con este incesante dinamismo no es posible asumir el estricto continuismo de las leyes causa-efecto propias de la mecánica clásica. Sin trayectorias clásicas se hace necesario suponer que el universo físico es últimamente emergente, es decir, un orden emanado de una realidad capaz de producirlo globalmente. La pérdida de causalidad física en el fondo permite el origen espontáneo del universo físico en una ontología que es naturalmente abierta. Las propiedades físicas emergen de un fondo de realidad que permite la variabilidad ontológica hasta el punto de que al llegar a ser lo que son no se pueden entender sin recurrir a nuevos niveles de realidad. La emergencia de estos niveles produce un orden de la realidad con propiedades físicas surgidas del despliegue ontológico.

En una realidad metafísica sin espacio ni tiempo sería razonable suponer la existencia de conexiones espontáneas y holistas en su fondo ontológico. Lo sorprendente es que esta conectividad no-local se ha manifestado también en el orden físico bajo condiciones de amparo suficientes. La presencia de acciones a distancia cuasi-instantáneas invita a reflexionar sobre una ontología múltiplemente conectada que puede proceder más allá del esquema conexionista de la causa y el efecto. En el fondo la realidad es pura conectividad. La relación de fondo consigo misma conforma una ontología sin un absoluto que sea el origen de todo. La realidad carece de un absoluto básico. Lo primordial es su capacidad para producir todo porque toda ella es relación de todo. En este sentido esta ontología de la realidad enlaza muy bien con las consecuencias físicas de la moderna teoría de la información. La ontología produce el mundo físico porque es información capaz de modelarse.

Hemos visto que la elaboración de teorías físicas moderna exige explicar lo observado dejando al margen observadores absolutos. Pero la realidad es que es imposible conocer completamente el mundo físico sin la observación. En consecuencia toda descripción física es siempre relativa a un observador. Y, por tanto, buscar un fundamento ajeno al observador es una tarea distinta de los cometidos de las ciencias físicas. Por ello, la física actual parece dejar a un lado las cuestiones metafísicas que exigen un compromiso interpretativo de la realidad. En el mejor de los casos se abusa de lenguaje físico-matemático que valide los fundamentos de la realidad física.

En realidad, como vemos, muchas cuestiones que se inician desde el lenguaje de la física terminan derivando en cuestiones filosóficas que muchos físicos abandonan por ser meramente metafísicas. Ante esta derivación hacia lo metafísico y la resistencia de muchos físicos por lo metafísico, conviene subrayar que la física tiene una dimensión intuitiva irreducible al lenguaje matemático. La intuición metafísica y su planteamiento físico han sido los motores de los grandes descubrimientos y teorías en la historia de la ciencia. En la segunda mitad del XX, la física se ha dejado atrapar por la belleza del formalismo matemático hasta llegar a reducir la realidad a información intangible. Sin duda la riqueza de la naturaleza física es superior, tal y como se ha demostrado repetidamente en su inigualable historia.

La sola aproximación a la ontología física que soporta la realidad experimental nos proyecta hacia nuevos interrogantes que trascienden lo puramente físico. No necesariamente hablamos de proyecciones sobre lo filosófico o temas profundos de la filosofía de la naturaleza como el origen del tiempo físico en una realidad eterna metafísica. La simple emergencia de órdenes de complejidad en la realidad física nos mueve hacia otras fronteras de la ciencia donde el concepto de orden es aún más trascendente. El emergentismo es todavía hoy una corriente más filosófica que científica. No por ello se ha quedar reducido al margen del quehacer propio de la ciencia. La ciencia puede servirse de las intuiciones metafísicas que, desde el emergentismo, se proyectan hacia distintos ámbitos de realidad (físico, biofísico y psicobiofísico) que demandan una comprensión de fenómenos emergentes (la reducción cuántico-clásica, el orden complejo, la conciencia…) carentes aún de una explicación científica.

La física que gobierna unas pocas partículas es muy diferente del comportamiento colectivo de los sistemas múltiples debido a la emergencia de correlaciones entre constituyentes. El modelo estándar de la física de altas energías no puede reproducir los movimientos holísticos de las partículas. A bajas energías emerge todo un mundo de fonones independiente de las interacciones atómicas. Junto a los fonones emergen nuevas leyes físicas de interacciones dipolares que forman bloques de materia muy diferentes de las partículas de altas energías. Existen nuevos órdenes emergentes de la materia inabordables desde las teorías físicas reduccionistas. Surge un nuevo orden topológico que determina la realidad física. El orden topológico es aún metafísico, pero su rápido desarrollo matemático y aplicación en la física de la materia condensada pueden proporcionar claves para una nueva ontología física más unitaria y global.

Supuesta esta ontología física emergente, resulta natural explicar el origen y evolución del universo como un producto de este substrato metafísico que se hace explícito a través de procesos cuánticos consolidados en el régimen clásico de la experiencia. Las estructuras físicas, los seres vivos, el psiquismo animal y la conciencia son productos que últimamente emergen de esta ontología dinámica. La incesante actividad de esta realidad subyacente dinamiza todo el proceso evolutivo del cosmos, generando estructuras clásicas más complejas y estables, capaces de resonar las propiedades cuánticas de su naturaleza material, tal y como los fenómenos cuánticos macroscópicos mantienen sus propiedades cuánticas a nivel de experimentación.

 Análogamente, las propiedades psíquicas de los animales superiores o la formación de sofisticados estados conscientes en el hombre son productos resultantes de la evolución cósmica de estructuras materiales. Las estructuras psíquicas son resonadores más finos capaces de explicitar las propiedades psíquicas de la ontología material. No sólo canalizan la actividad física de la materia, como durante miles de millones de años hizo el universo físico, sino que activan la dimensión psíquica de la materia. En este sentido, la actual neurología propone una coordinación entre las regiones del cerebro más primitivo y del moderno neocórtex, más susceptible al comportamiento psíquico.

Conclusión

Se ha dicho frecuentemente que el siglo XXI es el tiempo de la biología. A mi modo de ver, sin duda es el tiempo de la biología en su dimensión más física e interdisciplinar. El estudio de la formación de nuevos órdenes en la materia para la vida es una de las tareas más apasionantes para los biofísicos que se preocupen de las cuestiones científicas fundamentales como el origen físico de la vida. Coincido plenamente con el premio Nobel de física Murray Gell-Mann cuando afirma: Se hace cada vez más necesario complementar la especialización con la integración. Dedicarse a poner en claro lo que otros han hecho, o a extraer lo que vale la pena de entre lo accesorio, es una dedicación que ofrece menos facilidades para hacer carrera, pero sería mejor para la humanidad [7].

Este siglo ya ha dado importantes frutos en técnicas de neuroimagen y estudio del cerebro como un todo orgánico. Ahora bien, aún sigue siendo un enigma cómo se produce científicamente la emergencia de la conciencia. No hay un patrón definido por las neurociencias que clarifique la explicación científica de este fenómeno. Sin embargo, el carácter enigmático y escurridizo de la conciencia hace pensar que la conciencia sea un fenómeno holístico cuyas propiedades se asemejan a las propiedades de la física cuántica.

Es muy razonable pensar que esta hipótesis sea muy arriesgada. De hecho, lo es. No hay experimentos que permitan comprobarla, ni tampoco ha sido refutada. Sus partidarios tan solo cuentan con pequeños indicios de una incipiente biología cuántica en el nivel más primario de la vida. Parece ser que la transformación de la energía solar en energía química en los vegetales en el proceso de fotosíntesis es tan eficiente porque se trata de un proceso cuántico. Este fenómeno de adaptación cuántica a la luz solar puede abrir nuevas líneas de investigación que apunten hacia una cosmovisión holística de la naturaleza (física, biológica y neurológica) basada tanto en la interpretación metafísica de los campos cuánticos de la física como en el nuevo lenguaje físico de la comunicación en términos de entrelazamiento.

Concluyo estos artículos advirtiendo el nacimiento de un nuevo lenguaje interdisciplinar nacido de la convergencia entre los fenómenos neurológicos de la conciencia y las propiedades cuánticas de la física. La denominada neurología cuántica podría llegar a convertirse en una enriquecedora fuente de nuevas terminologías científicas que apoyaran la idea metafísica de una totalidad campal. En su apoyo la teoría cuántica de la información, una de las disciplinas físicas más fructíferas en la actualidad, está construyendo un lenguaje físico de la información desde las ideas cuánticas de teleportación y acoplamiento entrelazado de los estados físicos, que podría ser adaptado e implementado para describir físicamente el procesado físico de la información sensorial en el cerebro de un ser vivo. Al igual que el universo físico se diseña a sí mismo, el cerebro puede también modelarse a sí mismo.

Artículo elaborado por Manuel Béjar, licenciado en Ciencias Físicas y Doctor en Filosofía, Cátedra CTR, Universidad de Comillas


martes, 25 de noviembre de 2014


El telescopio espacial Hubble capta la imagen de un "faro cósmico"
(Fuente: NASA / ESA)

Esta colorida imagen nos muestra un faro cósmico conocido como la Nebulosa del Huevo, situada a unos 3.000 años luz de la Tierra. El Telescopio Espacial NASA/ESA Hubble consiguió capturar en ella una fase muy breve pero dramática de la vida de una estrella como nuestro Sol.

The Egg Nebula seen by Hubble


La Nebulosa del Huevo es una ‘protonebulosa planetaria’, un tipo de estructura cósmica que se forma cuando los restos calientes de una estrella moribunda iluminan brevemente el material que habían expulsado, haciendo brillar el gas y el polvo que los rodean.

Este objeto seguirá evolucionando hasta convertirse en una nebulosa planetaria que, a pesar de su nombre, no tiene nada que ver con los planetas. Estas estructuras recibieron su confuso nombre cuando fueron descubiertas en el siglo XVIII, ya que al observarlas a través de un telescopio de la época se parecían a los planetas de nuestro Sistema Solar.

Aunque la estrella moribunda esté escondida tras la densa nube de polvo que cruza el centro de la estructura, se reconoce su presencia gracias a los cuatro haces de luz que logran atravesar el velo de polvo que se encuentra en un segundo plano.

Estos haces de luz consiguen atravesar la densa nube central gracias a las trayectorias excavadas por los potentes chorros de materia que emite la estrella. Sin embargo, el mecanismo de estas emisiones continúa siendo un misterio.

Los anillos concéntricos que se pueden distinguir en la nube menos densa fueron provocados por las emisiones realizadas por la estrella a intervalos regulares – aproximadamente una vez cada siglo – durante la fase inmediatamente anterior del proceso de evolución estelar. No es normal observar estas envolturas de polvo en este tipo de nebulosas, por lo que ejemplos como éste proporcionan una oportunidad única para estudiar el proceso de formación y de evolución de estas curiosas estructuras.

Resulta bastante difícil retratar este tipo de formaciones debido a su brillo tan tenue y al carácter efímero de esta fase del proceso de evolución estelar – que dura unos pocos miles de los miles de millones de años de existencia de una estrella. De hecho, la Nebulosa del Huevo, la primera de su clase en ser identificada, fue descubierta hace apenas 40 años.

Esta imagen fue tomada por la Cámara Avanzada para Sondeos (ACS) del Hubble. Se emplearon colores artificiales para resaltar como se refleja la luz de la estrella sobre el polvo que la rodea, lo que permite estudiar las propiedades físicas de la estructura.

La imagen combina las observaciones realizadas por ACS con tres filtros polarizadores diferentes, donde cada uno de ellos sólo muestra la luz que oscila en un plano específico. Las tres observaciones se realizaron en la longitud de onda de las 0.606 micras, y los resultados de cada filtro fueron coloreados de rojo, azul y verde. La fotografía abarca una región con una extensión de 1.2 años luz. El norte está a la derecha y el este en la parte superior.

miércoles, 19 de noviembre de 2014


Los satélites de GPS podrían detectar la elusiva materia oscura según físicos norteamericanos.
(fuente: T21, Nature Physics)


Los satélites de GPS podrían servirnos no solo para guiarnos por la ciudad sino, también, para resolver uno de los mayores desafíos cosmológicos actuales: la detección de la elusiva materia oscura. En los relojes atómicos que llevan incorporados estos satélites estaría la clave, afirman dos físicos norteamericanos.

Andrei Derevianko, de la Universidad de Nevada, Reno (Estados Unidos), y Maxim Pospelov, de la Universidad de Victoria y del Perimeter Institute for Theoretical Physics de Canadá señalan que los satélites de GPS podrían servir para detectar y medir, de manera directa, la materia oscura, esa sustancia de composición desconocida que se calcula constituye el 27% del universo.

A pesar de su presencia por el cosmos, la materia oscura no emite la suficiente radiación electromagnética como para ser observada directamente con los medios técnicos actuales (ha sido deducida por los especialistas a partir de los efectos gravitacionales que causa en la materia visible, como la de las estrellas o las galaxias), de ahí que los científicos se afanen por encontrar la manera de detectarla.

Relojes que pierden la sincronía

El sistema de satélites de GPS con el que contamos actualmente fue desarrollado, instalado y empleado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos y está constituido por 24 satélites que utilizan la triangulación (uso de la trigonometría de triángulos para determinar posiciones de puntos o medidas de distancias) para determinar en todo el globo la posición con una precisión de más o menos metros.

Pero, además, para indicar al mundo la hora que es en cada lugar, estos satélites llevan en su interior relojes atómicos, que son un tipo de relojes que usan resonancia atómica para medir el tiempo, y que alcanzan una alta precisión. Los físicos proponen sacar partido a dichos relojes para detectar la materia oscura.

Para logralo, en primer lugar, considerando que la materia oscura esté organizada como una gran aglomeración, similar a un gas, formada por defectos topológicos o grietas de energía (otros físicos señalan que la materia oscura estaría formada por partículas pesadas). De ser así, al pasar por un punto concreto, dicha aglomeración (“de imperfecciones macroscópicas en el tejido del espacio-tiempo”) perturbaría la sincronización de los relojes atómicos allí situados, explica Derevianko en un comunicado de la Universidad de Nevada divulgado por Eurekalert!. En otras palabras, esa perturbación en la sincronía de los relojes atómicos de los satélites de GPS sería como la “huella” dejada por la materia oscura a su paso.

El mayor detector de materia oscura de la historia

Según los investigadores, la Tierra realiza un barrido a través de la materia oscura a medida que orbita por la galaxia. Nuestro planeta y los satélites de GPS que lo acompañan atravesarían así esa aglomeración gaseosa de materia oscura, que sería como un viento galáctico.

Ocasionalmente, ese “viento” podría provocar que los relojes atómicos de los sistemas de GPS dejasen de estar en sincronía.

Con que esto sucediera durante más de una milmillonésima parte de un segundo, “se podría detectar fácilmente este tipo de eventos", aseguran. De hecho, los investigadores prevén utilizar la red de satélites de GPS como el mayor detector de materia oscura humana jamás construido.

Otros modos recientes de intento de detección

Otra manera en que se ha intentado detectar la materia oscura ha sido registrando los rayos gamma de alta energía que puede producir su autoaniquilación. En esto se afana actualmente el detector del Fermi (telescopio espacial de la NASA).

De momento, en un simposio celebrado en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) en febrero de este año, se ha anunciado que, con este sistema, se ha conseguido registrar un exceso de rayos gamma procedente del centro galáctico.

Los aceleradores de partículas también rastrean esta materia. Es el caso del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN, ubicado en Ginebra, con el que se pretende encontrar una de las partículas que, en teoría, es candidata a formar parte de la materia oscura.

La colaboración XENON 100, un detector de partículas subterráneo instalado en el Laboratorio Nacional del Gran Sasso (en Italia) y que pertenece al Istituto Nazionale di Fisica Nucleare (INFN), por su parte, se esfuerza por su parte por encontrar rastros de las WIMPS, unas “partículas masivas que interactúan débilmente" y que podrían explicar el problema de la materia oscura.

El 95% del cosmos es un misterio

La primera evidencia de la existencia de materia oscura fue descubierta en 1933 con el telescopio Mt. Wilson, ubicado en las afueras de Los Ángeles. Más recientemente, en 2011, científicos del Instituto Max Planck de Física de Munich, en Alemania, afirmaron haber hallado indicios de la existencia de materia oscura en el Universo en colisiones subatómicas no ocasionadas por partículas conocidas; en las que podría estar implicada la materia oscura.

Por otra parte, en 2012, investigadores del Instituto Niels Bohr de Dinamarca detectaron, utilizando las herramientas del satélite Planck, “una emisión única de radiación procedente del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea” que “podría ser ocasionada por la materia oscura”.

La cuestión del registro de esta materia no es baladí pues, tal y como explica, Derevianko: "La física moderna y la cosmología fracasan dramáticamente al poder explicar solo un 5% de la masa y la energía del universo. El resto (del cosmos) es un misterio".

Informaciones recientes elaboradas a partir de datos registrados por la nave espacial Planck sobre la distribución del universo, señaló que este está compuesto en un 68,3% por energía oscura, en un 26,8% por materia oscura y en 4,9% por materia ordinaria.

miércoles, 22 de octubre de 2014


Starmus: diálogo entre fe y ciencia. Interesante artículo sobre este certamen que comparto aquí con todos. 
Artículo original de Leandro Sequeiros y Javier Monserrat

STARMUS es un festival internacional del conocimiento de gran proyección internacional dedicado al mundo de la astronomía y la ciencia y promovido por Garik Israelian, astrofísico investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y director del certamen.

En esta segunda edición, el festival ha abordado el tema ‘El origen del mundo moderno’ y ha contado con el apoyo del Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife.

En un escrito publicado en enero por la agencia de turismo de Tenerife -en la sección de “Productos” turísticos"- leemos: “El festival STARMUS vuelve a Tenerife en Septiembre”. Y se añade: “La nueva edición de la prestigiosa cita con el mundo de la Astronomía contará con la presencia de varios premios Nobel”. Y se ofrece así el “producto”: “Esta segunda edición (…) está pensada para que los asistentes disfruten, aprendan y compartan conocimientos y experiencias sobre astronomía, ciencia y artes y al mismo tiempo disfruten de los cielos y paisajes de Canarias en compañía de las mentes más brillantes de nuestro tiempo”.

Primera edición: STARMUS 2011

La misma agencia de turismo de Tenerife describe así el evento en su primera edición, para promocionar el turismo: “La primera edición del festival fue un sentido homenaje a los pioneros de la carrera espacial con un acto central, el ’Homenaje a Yuri Gagarin’, el primer ser humano en viajar al espacio exterior el 12 de abril de 1961. En esa ocasión tuvimos el inmenso privilegio de contar con la presencia entre otros de Neil Armstrong, el primer hombre en pisar La Luna el 21 de julio de 1969, siendo en el último acto público al que asistió en vida. Asistió también Alexéi Leónov, el primer ser humano en realizar un paseo espacial el 18 de marzo de 1965 y un plantel de destacados compañeros de ambos cosmonautas en sucesivas misiones de las naves Apolo y Soyuz respectivamente como Víktor Gorbatko, Bill Anders, Jim Lovell y los míticos ‘Buzz’ Aldrin, piloto del Apolo 11, la primera misión tripulada de aterrizaje lunar de la historia y Charlie Duke, décimo hombre en caminar por la superficie lunar”.

“Dentro del ciclo de conferencias pudimos disfrutar de las ponencias de primeras figuras mundiales de la ciencia como el eminente etólogo, zoólogo, teórico evolutivo y divulgador científico Richard Dawkins, el biólogo molecular Premio Nobel Jack Szostak, el también Nobel físico y astrónomo George F. Smoot, el físico teórico Kip Thorne, uno de los mayores expertos mundiales en las aplicaciones a la astrofísica de la Teoría de la Relatividad General de Einstein, y Brian May, astrofísico, guitarrista de la banda ‘Queen’ e impulsor del festival entre muchos otros. Destacó también la actuación de la banda germana pionera del ambiente y el space rock ‘Tangerine Dream’ con su característico sonido cósmico de sintetizadores”.

STARMUS 2014

Presentado el resumen de la primera edición de STARMUS, la agencia de Turismo presenta de esta manera el programa de la segunda:

“Esta segunda edición del festival presenta un programa más ambicioso aún si cabe en busca de una mayor proyección internacional. Este gira en torno a cinco apartados o actividades diferenciadas:

1) Conferencias

Son el plato fuerte. Se celebrarán en las dependencias del Hotel Abama Ritz Carlton (Tenerife). Un plantel de eminencias internacionales de distintos campos de la ciencia y las artes se sentarán a debatir en torno al tema central de esta edición ‘El origen del mundo moderno’. La dinámica será ir anunciando los invitados a lo largo de 2014 a medida que confirmen su asistencia hasta dos meses antes de su celebración.

2) Mesa Redonda GTC 108’

Un selecto grupo de astrónomos, físicos e ingenieros se sentará en torno a la cúpula del Gran Telescopio de Canarias ‘Roque de Los Muchachos’ en la isla de La Palma a exponer, analizar y debatir los últimos descubrimientos en dichas especialidades. Su duración, 108’, es un guiño a la duración del primer viaje espacial que realizó el cosmonauta ruso Yuri Gagarin a bordo de la nave Vostok 1 el 12 de abril de 1961.

3) Teide Star Party

Una noche mágica de observación de estrellas en uno de los cielos más limpios del mundo a los pies del Teide. Conferenciantes y público compartirán la experiencia de contemplar juntos el cosmos al aire libre compartiendo conocimientos y experiencias. Una experiencia enriquecedora que dará la oportunidad a los asistentes a intercambiar sus impresiones con auténticos genios de la ciencia.

4) Concurso Internacional de Astrofotografía

Captura la elusiva belleza del cielo nocturno con la cámara de fotos y gana un premio único y exclusivo, una hora de observación en el GTC ‘Roque de Los Muchachos’ de La Palma aparte de una entrada gratis al festival.

5) Sonic Universe

Un concierto de un músico/banda de rock de primer nivel mundial que busca ‘interpretar la música de las estrellas y los sonidos del cosmos’.

Una vez presentado el STARMUS como un suculento plato turístico, describimos lo que ha sido este año el festival, con sus conferenciantes-estrella y sus declaraciones provocadoras, finalizando con algunas consideraciones para los lectores de Tendencias21 de las Religiones.

El convocante, Garik Israelian

¿Quién es la persona que ha logrado convocar en una isla alejada de Europa a tantos y tan famosos científicos? En un artículo publicado en el periódico ABC (25 de septiembre de 2014), se describe a Garik Israelian, director del festival STARMUS, de la siguiente manera: “es una persona tozuda, de esas que cuando se marcan un objetivo no descansan hasta verlo totalmente cumplido. Sin duda, tiene una voluntad de hierro. Científico de profesión, desempeña su trabajo en el Instituto de Astrofísica de Canarias. Armenio de nacimiento, es también el alma de STARMUS , el festival de Astronomía y Música que se celebra estos días en Canarias y en el que participan varios premios Nobel y distintos astronautas, además del físico británico Stephen Hawking o el músico (y también astrofísico) Brian May, uno de los miembros fundadores de Queen. Un elenco excepcional de científicos que durante toda esta semana, desde el Hotel Ritz Carlton Abama, de Tenerife, han conseguido acercar los adelantos científicos al gran público".

En la entrevista publicada en ABC, Israelien declara que la Música y la Ciencia “se unen en una perfecta armonía (…) tanto los científicos como los artistas son quienes generan más valores para la sociedad. Porque siempre están creando cosas nuevas. Y de alguna manera, es bueno que estén juntos. Hay que tener eventos en los que puedan reunirse las personas que están creando valores para el resto de nosotros”.

Añade que “STARMUS es el Davos de la Ciencia” (Davos es la sede del Foro Económico Mundial, en el que se reúnen las élites sociales y económicas del mundo) y “además, me gustaría ir incorporando cada vez más arte, más creación. Hay muchos artistas del espacio, creadores de la Ciencia Ficción… Lo tenía planificado, pero no me llegan las manos para hacer todo lo que tengo en la cabeza. Con STARMUS se puede hacer algo tan grande, tan impresionante…”

Stephen Hawking, el plato fuerte

La atención mediática de esta edición de STARMUS estaba centrada en la figura de Stephen Hawking, sobre el que hemos publicado diversos artículos en Tendencias21 de las Religiones. Y sus declaraciones (sobre todo fuera de la conferencia) no defraudaron. Consciente de ser una estrella, se despachó a gusto durante su estancia en Tenerife.

Pero antes apuntamos los comentarios de Antena3 de 23 de septiembre sobre esta edición de STARMUS: con el título de “Galaxia de científicos en el Tenerife STARMUS Festival”, se señala en este programa que “El plato fuerte es el físico Stephen Hawking, que revelará en exclusiva nuevos datos sobre el origen del Universo”.

Y se añade: “Más de 100 periodistas acreditados de todas partes del mundo, ni una butaca vacía… El sur de Tenerife se convierte estos días en el epicentro de la ciencia y de las estrellas, las del cielo y las de carne y hueso. Es el Festival STARMUS , una semana con la mejor combinación de ciencia, arte y música. Por el escenario ya han pasado figuras de la talla del Premio Nobel de Física Robert Wilson o del biólogo evolucionista Richard Dawkins, con sus teorías sobre la vida extra-terrestre. Una año más, como invitado Brian May, músico y astrofísico; y Aleksei Leonov, cosmonauta ruso que realizó la primera caminata espacial el 18 de marzo de 1965. Pero todas las miradas estaban puestas en él, el físico teórico y cosmólogo británico Stephen Hawking. Esta tarde será su turno y ofrecerá nuevos datos, en exclusiva en este festival, sobre el Origen del Universo”.

Un cartel de científicos muy completo, pero sesgado

Los medios de comunicación publicaron con gran detalle el programa de conferencias de STARMUS resaltando a Stephen Hawking como gran atracción. Una relación completa puede encontrarse en la página web de STARMUS.

“Premios Nobel, eminentes investigadores, pensadores, hombres y mujeres de la ciencia, la cultura, las artes y la música compartirán sus conocimientos y experiencias en la búsqueda común de respuestas a las grandes cuestiones de hoy y de siempre. La conferencia tendrá lugar en el Abama Resort en el sur de Tenerife. También estamos planeando realizar alguna de las conferencias, incluyendo la de Stephen Hawking y la de otros oradores, en el Auditorio de Tenerife “Adán Martín” en Santa Cruz. Sin embargo, todo esto será parte de la conferencia principal por lo que no venderemos entradas por separado solo para las presentaciones del Auditorio”.

Estos son los conferenciantes y sus temas: Robert Wilson (Físico, Premio Nobel): El comienzo de todos los comienzos. David Eicher (Editor, Astronomy Magazine): ¿El universo se preocupa realmente por sí mismo? Comunicando Astronomía en el siglo XXI. Richard Dawkins (El biólogo evolucionista): Una taxonomía tentativa de vida extraterrestre. Katerina Harvati (Antropóloga): ¿Neandertales en el espejo? Los orígenes de los humanos modernos y nuestros parientes extintos del Pleistoceno. Brian May (Músico y astrofísico): Viendo el espacio en 3D! John Mather (Astrofísico, Premio Nobel): Viajando en el espacio y en el tiempo con el Telescopio Espacial James Webb. Stephen Hawking (El físico teórico, autor del libro superventas La Breve Historia del Tiempo y de The Grand Design en 2010): El origen del Universo. Mark Boslough (Físico) ¡Muerte súbita! Impactos destructivos y explosiones aéreas con poco o ningún aviso. Charlie Duke (Astronauta del Apolo 16): El lado oscuro de la Luna. Harold Kroto (Químico, Premio Nobel): Carbono en Nano y el espacio ultraterrestre. Walt Cunningham (Astronauta del Apolo 7): La exploración y la oportunidad de participar en una aventura arriesgada. John Ellis (Físico de partículas): ¿De pequeños Bangs al Big Bang, y vuelta? Rick Wakeman Invitado especial: Brian May: Concierto Sonic Universe.

Y, como conclusión, el sábado 27, Leyendas del Espacio: Un tributo a Neil Armstrong (el primer hombre en caminar por la luna) y Alexei Leonov (el primer hombre en caminar por el espacio). Y, como colofón, Stephen Hawking (físico teórico, el autor del bestseller Breve historia del tiempo): Agujeros negros. Programa especial y actuaciones de Rick Wakeman, Alexandros Hahalis y Katerina Mina: La Música de las Esferas.

Desde nuestro punto de vista, primó más el científico-estrella mediática que una planificación más completa de los aspectos del tema del Festival STARMUS “El origen del mundo moderno”, un título generalista bajo el que cabía cualquier cosa. Bajo este título cabría esperar otra cosa.

Las conferencias tocaban puntos concretos del estado actual de algunos aspectos de la ciencia. Es verdad que la ciencia es uno de los factores que han hecho nacer el mundo moderno. Pero el plantel de conferencias no podía considerarse ni siquiera una aproximación al estudio complexivo de los orígenes del mundo moderno, ni siquiera reduciéndonos sólo a lo científico. Por tanto, una descripción de la temática general más teatral que precisa y científica.

La prensa se hizo eco el día 23 de la inauguración del STARMUS el lunes 22 de septiembre. “SANTA CRUZ DE TENERIFE, 22 Sep. (EUROPA PRESS). El director del Festival STARMUS y astrofísico del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC), Garik Israelian, ha inaugurado este lunes el certamen con una apuesta por la divulgación para "acercar" la ciencia al público en general. "No en vano, las grandes preguntas sobre el Universo son preguntas que todos nos cuestionamos", ha señalado, al tiempo que ha incidido en que "contar con Stephen Hawking, Brian May, Richard Dawkins y muchas otras eminencias en Tenerife al mismo tiempo será como la explosión de una supernova muy singular".

Y continúa Europa Press: “El director de la Agencia Canaria de Innovación, Investigación y Sociedad de la Información (ACIISI) del Gobierno de Canarias, Juan Ruiz Alzola, ha señalado que la segunda edición del festival da la oportunidad de iniciar "una gran aventura", concretamente, "la búsqueda de nosotros mismos en el Universo". "Reuniendo a algunos de los más reputados científicos del mundo, premios Nobel, astronautas, cosmonautas y artistas, STARMUS es tierra fértil para el debate intelectual y la creatividad, una excelente oportunidad para que todos podamos agitar nuestras particulares cosmovisiones y reflexionar sobre las grandes preguntas que retan nuestra curiosidad: ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde nos dirigimos?", ha comentado”.

Las declaraciones de Stephen Hawking

Durante los días del Festival STARMUS todos los medios de comunicación estaban pendientes del complejo sintetizador de Stephen Hawkins. Cualquier gesto, cualquier sonido, cualquier palabra procedente de su máquina compleja eran recogidos con ansiedad por los periodistas. Repasemos algunas de las declaraciones más provocadoras, sobre todo las relacionadas con los conflictos entre las ciencias y las tradiciones religiosas.

1. La fusión nuclear

Según el Diario de Avisos de Santa Cruz de Tenerife (27 de septiembre de 2014), “Hawking espera que la fusión nuclear sea el próximo avance tecnológico para resolver el problema energético del planeta”. Esta es una parte de la información: “Canarias culminó ayer una semana estelar con la clausura del Festival STARMUS , el encuentro que ha convertido al Archipiélago en el foco de la astronomía internacional durante seis días. Y lo hizo por todo lo alto en el Auditorio de Tenerife, con la actuación LA MÚSICA DE LAS ESFERAS, el homenaje LEYENDAS DEL ESPACIO: UN TRIBUTO A NEIL ARMSTRONG Y ALEXEI LEONOV, y la conferencia AGUJEROS NEGROS, a cargo del célebre físico teórico Stephen Hawking. El científico subrayó que espera que la fusión nuclear sea el “gran avance tecnológico” de los próximos 100 años, dado que permitiría “resolver” el problema energético del planeta y superar los gases de efecto invernadero.

En un breve coloquio mantenido con asistentes a la jornada de clausura del Festival STARMUS , apuntó que los científicos “nunca” se quedarán sin “descubrimientos”, ya que “cuanto más descubrimos más misterios hay”. En la física, por ejemplo, apuntó que aún no se comprenden las “implicaciones” de la teoría de las cuerdas y si es correcta, porque no hay evidencia experimental.

Hawking insistió en que la vida se ha creado de manera “espontánea”, y no rechazó que pueda haber vida en otros planetas, dado que el satélite Kepler estima que un 5% de las estrellas de la galaxia tiene “planetas semejantes” a la Tierra, pero tienen que estar en “zona de habitabilidad” para que puede haber agua líquida.

“No sabemos, dijo Hawking, cómo surgió la vida por primera vez, pero tenemos fósiles de solo 500 millones de años, así que la vida apareció en cuanto pudo. Descarto los ovnis, y no creo que haya una conspiración de Estados Unidos para ocultar las pruebas y quedarse con toda la tecnología alienígena”. Además, apostilló que si existiera la opción de viajar en el tiempo, “preferiría viajar al futuro” porque el pasado “ya se conoce y la predicción es más difícil”.

Apuntemos que en estas declaraciones reitera lo que ya apuntó en su libro “El Gran Diseño”, del que hicimos un amplio comentario en Tendencias21 de las Religiones: la posibilidad de autocreación del universo.

2. El ateísmo de Hawking

El diario EL MUNDO ha dedicado muchas páginas durante estos días a la figura mediática de Hawking y sus ideas sobre Dios. Titula a gran formato en el periódico del día 21 de septiembre de 2014: “El ateísmo de Hawking, nuevo motivo de debate entre ciencia y religión”. Recogemos algunos párrafos: “Mañana arranca en Tenerife el Festival STARMUS , donde los astrofísicos más importantes del planeta debatirán con afán divulgativo sobre los más avanzados descubrimientos y teorías relativos al origen del Universo. Los últimos estudios sobre las ondas gravitacionales y el bosón de Higgs o partícula de Dios -que explica cómo se forma la materia- han extendido entre muchos investigadores la certidumbre de que la ciencia está a un paso de poder comprender el inicio y la estructura del cosmos”.

Y prosigue: “Stephen Hawking ha generado una enorme y merecida expectación. El sucesor de Isaac Newton en la Cátedra de Matemáticas de Cambridge provocó un revuelo mundial hace cuatro años al afirmar que la materia podía "crearse de la nada por generación espontánea", de tal modo que no sería necesario invocar a Dios para comprender el origen del Universo (El gran diseño, 2010). Hawking tomaba postura en el viejo debate entre ciencia y religión con una afirmación categórica que no dejó indiferente a nadie”.

“Sobre todo, porque partía del mismo investigador que 12 años antes, en Historia del tiempo (1988), hacía suyo el anhelo de Einstein de encontrar una "teoría del todo" cuya formulación sería "como conocer la mente de Dios". El científico más famoso y admirado del planeta había pasado de ponderar la existencia de Dios en el marco de la indagación y divulgación científicas a prescindir de él. Lo que no podía afirmarse -hasta ahora- es a qué se debía este cambio en su idea de Dios”.

“En una entrevista concedida en exclusiva a EL MUNDO, el astrofísico británico explica esta evolución personal con una declaración de principios concluyente: "En el pasado, antes de que entendiéramos la ciencia, lo lógico era creer que Dios creó el universo. Pero ahora la ciencia ofrece una explicación más convincente. Lo que quise decir cuando afirmé que conoceríamos la mente de Dios era que comprenderíamos todo lo que Dios sería capaz de comprender si acaso existiera. Pero no hay ningún Dios. Soy ateo. La religión cree en los milagros, pero éstos no son compatibles con la ciencia".

Hawking también se reafirma en que la ciencia logrará elaborar una "teoría del todo": "Creo que sí conseguiremos entender el origen y la estructura del Universo. De hecho, ahora mismo ya estamos cerca de lograr ese objetivo. No hay ningún aspecto de la realidad fuera de la mente humana". No resulta sorprendente que un luchador infatigable como Hawking, enfermo de ELA desde hace 50 años -su supervivencia es extraordinaria- muestre una confianza absoluta en la capacidad humana”.

“Pero sí resulta significativo que una de las mentes más brillantes del último siglo relacione su ateísmo con el avance de la ciencia y con su mayor comprensión y conocimiento de las leyes de la física. El ateísmo explícito de Hawking da un nuevo motivo para debatir sobre la relación entre la ciencia y la fe. Ni se puede comprobar empíricamente que Dios no existe, ni desde la lógica se puede probar su existencia. Es verdad que los milagros son incompatibles con la ciencia, pero no estrictamente con el sentimiento religioso. Sobran los ejemplos de grandes científicos con profundas convicciones religiosas. Y basta reparar en Stephen Hawking para afirmar que un magnífico científico puede ser un perfecto ateo. Se trata de cuestiones distintas, no excluyentes, que responden a ámbitos diferentes de la persona”.

Y comenta el periodista: “Mientras la ciencia obedece al raciocinio y el empirismo, la religión parte de las creencias y de la fe. Desde el punto de la biología puede que Dios no sea necesario para explicar el origen de la vida, pero aun así se puede creer en él ya que la ciencia no puede responder a todas las preguntas sobre la existencia. Stephen Hawking es probablemente el mejor científico de este siglo y sus afirmaciones despiertan y merecen especial interés. Sin embargo, sería un error aprovechar su fama y su relevancia como investigador para intentar convertir sus opiniones sobre Dios y la religión en axiomas operativos en otros campos del saber como la teología o la filosofía”.

3. “Dios no existe, y Hawking es su profeta”

En otro extenso artículo: “Dios no existe, y Hawking es su profeta" por Javier Armentia, director del Planetario de Pamplona y miembro de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, publicado en EL MUNDO (22 de septiembre de 2014), leemos entre otras cosas: “Conviene aclarar ante todo que el ateísmo de Stephen Hawking no es algo nuevo, ni menos algo sobrevenido. No se ha caído de un caballo camino de ningún lado ni ha visto la luz. Ni su ausencia: como muchas otras personas que en el mundo han antepuesto la razón a la creencia, concluye ante los enormes misterios del mundo que por grande que sea el Universo Dios es prescindible y absurdo. Por supuesto, cuando un científico se declara ateo quiere expresar que nada de lo que conocemos necesita de esa hipótesis para ser explicado, como cuentan que explicó hace dos siglos Pierre-Simon de Laplace al mismísimo emperador Bonaparte al presentarle su libro sobre la mecánica”.

Armentia reconoce que “Desde un punto de vista retórico Hawking sabe que no podrá probar la inexistencia de Dios. Por supuesto sabe que es improbable que lleguemos a conocerlo todo, a tener los detalles. Para colmo, sabe (porque los científicos saben esas cosas que muchos de los humanos simplemente opinamos) que la realidad del Cosmos en que vivimos es intrínsecamente caótica y compleja, que buscar un Plan Magistral, un Gran Diseño, es simplemente intentar proyectar nuestra forma de entender el mundo, que esa es la visión realmente limitadora frente al poder de las ecuaciones de la física”.

Y hace su propia interpretación: “Alguien ha propuesto, entonces, que los físicos como Stephen Hawking simplemente están cambiando su percepción de Dios traspasándolo a la Naturaleza, al Todo, o a las leyes que describen uno y otro. Una vez más, desde un punto de vista retórico, nunca podríamos dirimir la cuestión completamente, porque nada hay más parecido al ateísmo que el panteísmo que solemos personificar siempre en ese judío que pulía lentes para Huygens llamado Baruch Spinoza. De la misma forma, tampoco se elimina el solipsismo (es decir, el hecho incontrovertible que yo mismo acabo de crear el Universo ahora mismo, incluyéndole a usted que lee este artículo y al periódico que lo contiene) y sin embargo, no da ningún juego más allá de la BOUTADE que he puesto entre paréntesis”.

Y prosigue” “Por supuesto, Hawking no pretende desmontar la teología o la metafísica con sus respuestas a las preguntas de Pablo Jáuregui en EL MUNDO. No hace falta en lo primero, porque la teología no es sino literatura angelical, y porque lo segundo solo es productivo como reflexión sobre el conocimiento humano. Si el Universo existe más allá de nuestra visión del Universo, Dios no cabe más que como ficción que ha servido históricamente para que el ser humano no se maree al pensar en estas cosas. Dios como agarradero; por eso Hawking se refiere a los milagros como lo hizo siglos antes Hume: la explicación milagrosa, como la explicación mitológica, pasa a ser más increíble que el propio milagro. Mal que nos pese, un siglo después de que comenzara a entenderse la física en las diferentes escalas del Cosmos, lo pequeño y lo grande, lo ligero y lo pesado, lo lento y lo rápido, simplemente podemos agradecer a Hawking que use la notoriedad que le da el ser el científico más conocido del mundo para explicarnos que Dios no tiene ya donde esconderse, más allá de que siga uno queriendo creer en él”.

Y concluye: “Por supuesto que desconocemos gran parte de las explicaciones científicas que podrían dirimir la cuestión, y los científicos teístas o deístas parecen empeñados en los últimos años en buscar a Dios "en los huecos"; poca cosa parece frente al omnipotente Deus Ex Machina o Gran Arquitecto que manejaron antes en sus dogmas. Dios no existe y Hawking, afortunadamente, es su profeta”.

4. Un universo sin Dios

En otra crónica del Festival STARMUS en Tenerife, publicada en EL MUNDO (24 de septiembre de 2014), el periodista Pablo Jáuregui titula: “El “Big Bang” frente a Dios”. Resaltamos algunos párrafos: “Stephen Hawking desgranó ayer su visión atea del origen del Universo, ante un auditorio abarrotado hasta la bandera en Tenerife. Demostrando una vez más que es la estrella más deslumbrante de la ciencia mundial, el astrofísico británico expuso sus ideas sobre el Big Bang que dio el pistoletazo de salida al Cosmos, y detalló por qué, como declaró la semana pasada en una entrevista exclusiva con EL MUNDO, está convencido de que Dios no es necesario para explicar el nacimiento del Universo”.

“«¿Se necesita un Creador para ordenar cómo empezó el Universo? ¿O el estado inicial del Universo está determinado por una ley de la ciencia?» Ésas, proclamó Hawking a través de la legendaria voz robótica de su sintetizador, son las preguntas clave sobre el origen del Cosmos que quería afrontar en su conferencia. El astrofísico británico recordó cómo en una ocasión participó en un congreso de cosmología en el Vaticano, donde el Papa dijo a los delegados «que era satisfactorio estudiar el Universo una vez iniciado, pero que no debían indagar en el propio inicio, porque ese fue el momento de la Creación y obra de Dios».

“A continuación, Hawking soltó una de las innumerables perlas características de su sardónico sentido del humor que salpimentaron toda su charla: «Consideré afortunado que el Papa no se diera cuenta de que yo había presentado un artículo durante el congreso con una sugerencia sobre cómo el Universo se había iniciado. No me hacía gracia la idea de que me pudieran entregar a la Inquisición, como a Galileo».

El astrofísico británico – continúa el periodista de EL MUNDO - explicó que hacia comienzos de los años 60, hubo un intenso debate científico sobre si el Universo tuvo un inicio hace un tiempo finito. En el caso de que así fuera, explicó Hawking, la pregunta obvia era: «¿que ocurrió antes del inicio del Universo?» Y de nuevo el astrofísico recurrió a otra anécdota jocosa, provocando las carcajadas de todo el público: «San Agustín, en broma, dijo: '¿Qué estaba haciendo Dios antes de crear el Universo? Estaba preparando el Infierno para los que preguntaban cuestiones de este tipo'».

Y prosigue: “La teoría alternativa a un inicio del Cosmos en el espacio tiempo era que el Universo había existido eternamente, lo que defendía Aristóteles, como recordó Hawking, «porque algo eterno era más perfecto y porque eso evitaba cuestiones incómodas sobre la Creación». Según esta hipótesis, conocida como la teoría del Estado Estacionario, «el Universo habría existido siempre, con la creación continua de nueva materia mientras el Universo se expandía para mantener la densidad constante»”.

Sin embargo, Hawking explicó que esta teoría nunca concordó muy bien con las observaciones, y que «el clavo final en su ataúd» llegó con el descubrimiento del fondo tenue de microondas, las señales consideradas como el eco del Big Bang. Hawking considera que «muchos cosmólogos modernos son como Juan Pablo II», en el sentido de que «son felices aplicando las leyes de la física al Universo después de su inicio, pero tienen una actitud vaga, indefinida, sobre el inicio mismo». Sin embargo, el astrofísico está convencido de que la primera evidencia directa del Big Bang, lograda este mismo año desde el mismo corazón de la Antártida, en la Estación Polar Amundsen-Scott, han demostrado que el Universo nació con ese estallido cósmico.

5. ¿Por qué estamos aquí?

En la misma crónica del Festival STARMUS en Tenerife, publicada en EL MUNDO (24 de septiembre de 2014), “El “Big Bang” frente a Dios”, concluye el periodista: «¿Por qué estamos aquí? ¿De dónde venimos? ¿Por qué hay algo en vez de nada?» Antes de pronunciar su apasionante conferencia por la tarde, Hawking explicó ante un grupo de periodistas que éstas son las «preguntas fundamentales sobre nosotros mismos» que siempre le han fascinado, y que le impulsaron a dedicarse a la física teórica.

Y prosigue: “La ciencia, argumentó el astrofísico, «es la base de toda la tecnología de la que dependemos hoy en el mundo moderno». Pero por eso mismo, Hawking considera absolutamente imprescindible que «todo el mundo tenga un conocimiento básico de la ciencia, para que puedan tomar decisiones bien fundamentadas por sí mismos, en vez de dejarlas únicamente en manos de los expertos».

En este sentido, el autor de libros divulgativos tan importantes como 'Historia del Tiempo' y 'El gran diseño', señaló que la «enseñanza de la ciencia en las aulas es fundamental para que el conocimiento científico llegue a toda la sociedad, pero creo que nosotros los científicos tenemos el deber de divulgar y explicar las ideas contemporáneas de la ciencia a toda la sociedad».

6. Dios y el Vacío de Higgs

El diario ABC ha dedicado mucho espacio al Festival STARMUS . En su edición del 23 de septiembre de 2014 titula: Stephen Hawking: «El 'vacío de Higgs' podría destruir el Universo» y añade en titular: “El famoso astrofísico británico ha explicado en Tenerife su teoría sobre la posible destrucción de todo el Cosmos a cargo de la partícula más buscada”.

Entre otras cosas dice: “El auditorio se llenó por completo para escuchar su intervención en STARMUS , el festival de Astronomía y música que se celebra estos días en Canarias. Bajo el sencillo y a la vez estremecedor título de «el Universo como un holograma», Stephen Hawking comenzó su charla. Minutos antes, los asistentes se preguntaban si se referiría a sus últimos trabajos y a la posible destrucción de todo el Universo a manos del Bosón de Higgs, la partícula que confiere a la materia su masa. Pero Hawking no empezó por ahí”. Lea aquí el discurso completo de Stephen Hawking.

«A principio de los sesenta - adujo Hawking- hubo un gran debate sobre si el Universo había empezado en un tiempo finito. De ser así, la pregunta inevitable es ¿qué había antes?». Con su inimitable sentido del humor, Hawking se refirió a la célebre pregunta que le hicieron a San Agustín, antes mencionada: «¿Qué estaba haciendo Dios antes de crear el Universo? Estaba preparando el Infierno para los que preguntaban cuestiones de este tipo». La teoría alternativa era que el Universo había existido eternamente, lo que creía Aristóteles, porque algo eterno era más perfecto y porque eso evitaba cuestiones incómodas sobre la Creación”.

“En los sesenta, -continuó- Hawking y Penrose demostraron que el Universo tenía que haberse creado a partir de una singularidad, «un sitio donde las ecuaciones de la relatividad general no se pueden definir. En consecuencia, la relatividad general clásica no puede predecir cómo debió empezar el Universo. Esta conclusión hacía feliz al Papa Juan Pablo II.»

Para Hawking «Preguntar qué pasó antes del inicio del Universo sería una pregunta sin sentido porque no hay nada más al sur que el polo sur. El tiempo imaginario, medido en grados de latitud, tendría un punto cero en el polo sur. «Pero el polo sur no es muy diferente de cada punto en la Tierra, o por lo menos eso es lo que me cuentan».

Y llegó el momento más esperado, su explicación sobre por qué el campo de Higgs podría destruir el Universo. «Observaciones recientes del campo de Higgs han suscitado la posibilidad de que el campo podría no estar en el estado más bajo de energía. Si ése fuera el caso, el campo estaría en un estado de «falso vacío». Podría decaer a un vacío verdadero por fluctuaciones cuánticas, dando lugar a una burbuja de vacío verdadero, que se expandiría a la velocidad de la luz. No lo veríamos acercándose, pero sí nos golpeara, nos destruiría por completo. Afortunadamente, el tiempo de escala del decaimiento del falso vacío es, probablemente, más largo que la edad del Universo».

7. Lo que hay en la mente de Dios

En la Historia del Tiempo, Hawking alude con cierta sorna a que si en el futuro tuviéramos una ley que explicase todo el universo, habríamos entrado en la mente de Dios. Esta idea ha regresado al Festival STARMUS . En el diario ABC de 26 de septiembre leemos en el titular: Stephen Hawking: «Al final, sabremos todo lo que sabría Dios, si es que existe alguno». Y en el subtitulo: “El famoso astrofísico británico ha participado en un intenso debate con varios premios Nobel y científicos de primer nivel sobre el origen del Universo y de la vida”.

El físico británico Stephen Hawking volvió el jueves a captar la atención de los asistentes al festival STARMUS de Canarias al saltarse el guion previsto en el debate que se celebró, a dos bandas, entre varios científicos y astronautas que se encontraban en el observatorio de la Palma y el propio Hawking, que participó desde Tenerife, dada su imposibilidad para tomar un avión. Sin que nadie se lo pidiera, el físico británico volvió a tocar el tema de la Religión, para dejar claro que no cree en la existencia, ni en la necesidad de que haya un Dios. ¿Estamos solos en el Universo? ¿Funciona bien la relación entre Ciencia y Política? ¿Qué nos depara la tecnología en el futuro? ¿Deben los científicos explicar mejor sus trabajos a la sociedad? Estos eran los temas previstos para el debate de ayer que fue, seguramente, uno de los actos más interesantes de todo el festival STARMUS . Pero a Hawking no le pareció suficiente. De hecho, mientras el resto de los participantes debatía sobre la última de las cuestiones previstas, la voz metálica del científico de la silla de ruedas empezó a sonar en la sala. Y lo hizo, para la sorpresa de todos, para subrayar una vez más que no se necesita un Creador para poner en marcha el Universo ".

“Tanto la religión como la Ciencia –dijo Hawking- parecen explicar el origen del Universo, pero considero que la Ciencia resulta más convincente, ya que responde continuamente a preguntas que la Religión no puede contestar. Por ejemplo, la Religión no ha podido nunca dar una explicación coherente al inicio del Universo, mientras que la Ciencia sí ha avanzado mucho en este sentido. Sabemos ya que la Relatividad clásica no es suficiente, ya que no puede responder a la cuestión del origen, pero hemos propuesto otros modelos que puede aplicarse al primer instante de existencia del Universo. Podemos tener respuestas observando con cuidado la radiación de fondo de microondas”.

Para Hawking, “nadie puede probar que hubo un Creador”, pero sí que se puede probar cómo el Universo surgió de una forma espontánea. “Solo podemos intentar una explicación racional a través de la Ciencia. Y al final, sabremos todo lo que sabría Dios, si es que existe alguno”. “La Religión –concluyó Hawking- nos ha acompañado a lo largo de toda la Historia y nos ha dejado cosas como la Inquisición, la desigualdad de la mujer, o el problema eterno de Palestina… La Religión debería hacer que la gente se comporte cada vez mejor, pero no parece que esté cumpliendo ese objetivo. Mucha gente no religiosa, sin embargo, sí que se comporta mejor, y sin necesidad de creer en ningún Dios”.

Richard Dawkins, y la arrogancia humana


Un artículo publicado en el diario EL MUNDO (23 de septiembre de 2014) reproduce una frase de Richard Dawkins en su conferencia: “Es arrogante pensar que estamos solos en el Universo”. Reproducimos algunas frases:

«La idea de que estamos solos en el Universo me parece totalmente inverosímil y arrogante. Teniendo en cuenta la cantidad de planetas y estrellas que sabemos que existen, es extraordinariamente improbable que seamos la única forma de vida evolucionada». “El biólogo darwinista Richard Dawkins, -escribe el periodista- famoso por sus campañas a favor del ateísmo, proclamó ayer su fe en los extraterrestres, e incluso se atrevió a proponer una «taxonomía preliminar» para describir cómo podrían ser los alienígenas que deben existir ahí fuera (...) Si en las últimas décadas se ha comprobado que sólo en nuestra galaxia existen 100.000 millones de planetas, de los cuales 10.000 millones se encuentran en zonas consideradas habitables de sus estrellas, a Dawkins la idea de que la vida en la Tierra sea una insólita excepción cósmica en el Universo le parece prácticamente imposible. Para el autor de obras tan importantes como 'El gen egoísta' o 'El espejismo de Dios', lo que la ciencia está comprobando con indicios cada vez más sólidos es que no somos el ombligo del Universo, en un paraíso planetario diseñado para nosotros por un creador”.

«Lo verosímil, y lo más probable, es que el Universo tenga muchas formas de vida», asegura Dawkins. «La dificultad es demostrarlo, porque esas formas de vida están en islas separadas por inmensas distancias». Por eso, el biólogo británico cree que si algún día logramos contactar con E-T, será mediante señales de radio, pero duda mucho que «podamos darnos la mano» con un alienígena.

¿Cómo podrían ser esas formas de vida extraterrestre? ¿Tenemos suficientes datos como para arriesgarnos a predecir cómo sería la biología de otros mundos? Ante todo, Dawkins (como buen discípulo del autor de 'El origen de las especies') dice que apostaría «su camisa» a que la vida en otros mundos sigue una evolución darwinista basada en la selección natural. El biólogo mostró algunos ejemplos clásicos de mutaciones adaptativas que favorecen la supervivencia de especies en la Tierra, como unas diminutas orugas que se apiñan para parecer un animal gigante, insectos que se camuflan de sus depredadores adoptando forma de espina, o peces que se disfrazan de algas.

El biólogo ateo, en definitiva, reconoció que está deseando que se hallen las primeras pruebas de vida en Marte, para dar un nuevo golpe a «la vanidad humana» y al «antropocentrismo» de creernos seres especiales de origen divino. De la misma manera que la Ciencia ya desmontó la idea de que el Sol giraba en torno a la Tierra, para Dawkins la siguiente gran revolución copernicana sería comprobar que la vida no es en absoluto un monopolio de la Tierra.

STARMUS : el “show” de la Ciencia

Con este titular, el Diario EL PAÍS inserta a finales de septiembre, en sus páginas de domingo, un extenso comentario al Festival STARMUS , en cuyo titular se percibe una cierta crítica: “El insólito festival STARMUS reúne en España a investigadores punteros, donde la mitad de la población es incapaz de nombrar a un solo científico”.

Entre otras cosas dice: “Nadie quería perderse ni una sola palabra del penúltimo icono pop de la ciencia. Durante varios minutos, el millar de personas que esperaba para escuchar la voz metálica de Stephen Hawking guardó un silencio litúrgico. Hasta que, de golpe, el escenario se convirtió en un estallido de galaxias y supernovas deslumbrantes mientras los bafles disparaban con fuerza guitarreo heavy. Cruzando entre el público, y acompañado de su tropa de asistentes, el catedrático de Cambridge llegaba, el pasado martes, en su silla de ruedas hasta el escenario como un boxeador al cuadrilátero. Ninguno de los asistentes del auditorio Magma de Tenerife se resistió a elevar su teléfono inteligente para retratar a la estrella del momento: un físico teórico con esclerosis lateral amiotrófica”.

“El 46% de los españoles es incapaz de nombrar a un solo científico, frente al 27% de media en los países de nuestro entorno (…). Hawking ha venido como cabeza de cartel de uno de los eventos más atípicos de la ciencia: el festival STARMUS . Durante una semana, reúne a científicos, premios Nobel y astronautas de la vieja escuela para que compartan sus visiones sobre el presente y el futuro de la investigación y la exploración espacial (…)”

Y el periódico EL DIA de Canarias (22 septiembre 2014) escribe en sus páginas de cultura con un gran titular: “El Festival STARMUS incide en la divulgación para "acercar" la ciencia al público”. Y dice entre otras cosas: “El físico teórico británico Stephen Hawking (Cristóbal García, EFE). Reuniendo a algunos de los más reputados científicos del mundo, premios Nobel, astronautas, cosmonautas y artistas, STARMUS es tierra fértil para el debate intelectual y la creatividad, una excelente oportunidad para que todos podamos agitar nuestras particulares cosmovisiones y reflexionar sobre las grandes preguntas que retan nuestra curiosidad: ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde nos dirigimos?".

De la vida extraterrestre al fin del mundo

En una postrera crónica desde Tenerife, publicada en el diario ABC (el 27 de septiembre de 2014) con el titular "De la vida extrarrestre al fin del universo", el periódico se pregunta en el subtitular: “¿Existe Dios? ¿Hay seres inteligentes fuera de la Tierra?... Genios como Stephen Hawking han debatido en Tenerife sobre las grandes cuestiones”.

Entre otras cosas, leemos: “En el fondo, se trata de responder a las grandes preguntas que el hombre se formula desde el principio de los tiempos: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Por qué estamos aquí?”

Y más adelante: “No es la primera vez, y seguro que tampoco la última, que Stephen Hawking nos traslada sus opiniones acerca de la existencia de Dios. Para el físico británico, la Ciencia es más que suficiente para explicar todas las cosas, incluso el origen del Universo, sin necesidad de recurrir a un Creador. Durante un debate con otros científicos asistentes a STARMUS y que, en principio, no contemplaba el tema, Hawking sorprendió a la audiencia con una declaración que poco o nada tenía que ver con los asuntos previstos”.

Para Hawking, «nadie puede probar que hubo un Creador», pero sí que se puede probar cómo el Universo surgió de una forma espontánea. «Solo podemos intentar una explicación racional a través de la Ciencia. Y al final, sabremos todo lo que sabría Dios, si es que existe alguno».

Valoración desde un punto de vista teísta y religioso

Un evento de tanta repercusión mediática, sobre todo por las declaraciones de Stephen Hawking sobre Dios y la religión, merece un comentario desde el punto de vista teísta y religioso. El último pensamiento de Hawking en The Grand Design (2010) ha sido ya objeto de un amplio comentario en Tendencias21 de las Religiones.

No creemos que sus opiniones en STARMUS aporten algo nuevo, pero sí muestran un tono de mayor radicalidad y ausencia de matices. El comentario final que presentamos está hecho desde un punto de vista teísta y religioso. ¿Qué pensaría un creyente al considerar la forma en que se ha visto a Dios y la religión en STARMUS ? Es claro que su opinión dependerá de la hermenéutica, en nuestro caso cristiana, en la que se esté colocado. Ha habido hermenéuticas antiguas (greco-romanas, escolásticas) y no pocos están todavía en ellas.

Nuestro comentario se hace desde una hermenéutica del cristianismo actual, en diálogo con la ciencia y la cultura moderna, en conexión con los grandes autores y formas de pensar que hoy responden a lo que se llama una teología de la ciencia. El cristianismo, aun siendo siempre el mismo en sus contenidos esenciales (el kerigma cristiano), está sin embargo abierto en la historia a sus posibles reinterpretaciones hermenéuticas. Expresar opiniones sobre el cristianismo y la religión hoy de forma competente supone conocer que el cristianismo tiene hoy nuevas hermenéuticas y no se reduce a una repetición escolástica medieval.

1) Lo primero que llama la atención es la causa de que las declaraciones de Hawking se vean como algo sorprendente y un “escándalo”. En esta situación están Hawking mismo, los periodistas que valoran sus afirmaciones y todos los creyentes que están todavía en una manera de pensar antigua (greco-romana). La razón de la sorpresa y del escándalo es muy simple: es la tesis de que el cristianismo (y las religiones) afirman que la razón natural (avalada por la ciencia y la filosofía) muestra con certeza absoluta (o metafísica en la terminología escolástica) que la existencia de Dios es incuestionable.

En consecuencia, afirmar a Dios como real es el centro racional de toda existencia humana (teocentrismo). No es posible decir que Dios no existe si el hombre usa correctamente su razón. Por ello, afirmaciones generales y poco matizadas de Hawking como “el universo puede ser explicado sin Dios” o “Dios no existe”, son por sí mismas “transgresoras” del orden teocéntrico establecido por la tradición religiosa, tal como, al parecer, es entendido por Hawking mismo, por los periodistas que lo escuchan y por los creyentes “antiguos”.

2) Sin embargo, una hermenéutica moderna del cristianismo, representada ante todo por la teología de la ciencia, no asume hoy el teocentrismo que, por otra parte, y esto no se niega, ha sido propio de la filosofía cristiana durante siglos. El universo no impone a la razón la Verdad última e incuestionable de Dios, sino que se muestra a la razón como un enigma que deja al ser humano racional abierto a una inquietante incertidumbre metafísica. El enigma y la incertidumbre, propios de la cultura moderna, son pues posibles porque el universo podría ser entendido racionalmente (por la ciencia y por la filosofía) de acuerdo con una de dos hipótesis alternativas.

Si sólo hubiera una posibilidad de explicación, sin alternativa, no habría ni enigma ni incertidumbre. Pero este no es el caso porque la incertidumbre existe, tal como muestran la ciencia, la filosofía y el estado de las opiniones metafísicas que de hecho toman forma en nuestra sociedad. Decir que existe una incertidumbre y una alternativa, no significa que cada una de estas alternativas, o hipótesis sobre la verdad metafísica del universo, no cuente con argumentos a su favor, que no son valorados igual por teístas y ateos, y esto es obvio.

En este sentido, debe aclararse que reconocer que existe una incertidumbre racional que deja abiertas dos alternativas, no quiere decir que la existencia de Dios no pueda contar con argumentos racionales (científico-filosóficos) a su favor que hacen que la hipótesis teísta sea posible; pero no son argumentos que se impongan ya que deben ser asumidos por el individuo como una certeza racional libre. Lo mismo pasa con el ateísmo, pero en otro sentido.

3) De hecho, el cristianismo y las religiones, como habrán visto los lectores habituales de Tendencias21 de las Religiones en muchos artículos, se entiende mejor al reconocer que Dios ha querido crear un universo enigmático, que sitúa al hombre ante una incertidumbre metafísica última que es la base de la libertad. Dios ha querido crear un universo para la libertad, en que no impone su presencia al hombre de forma necesaria, y ese es el Dios del cristianismo.

4) En consecuencia, que Hawking (como otros muchos científicos) afirme que es posible explicar el universo sin Dios, es decir, que podría ser que el universo existiera como un universo puramente mundano, no debe extrañarnos. Esta afirmación sólo es “transgresora” para quienes tienen una mentalidad teocéntrica (bien sea el mismo Hawking, los periodistas o los cristianos “antiguos”). El cristianismo actual cuenta, sin embargo, con que el universo pueda ser descrito sin Dios (como hipótesis científico-filosófica viable, sometida a la valoración de cada individuo).

Por ello, no se extraña de que Hawking considere que el universo “podría” ser entendido sin Dios. La forma en que Hawking valora su ateísmo (o la de otros autores) es indiferente. Hace años defendía un universo acordeón que existe eternamente pasando de un big bang (singularidad) a un big cranch. A partir del libro de 2010 The Grand Design Hawking defiende la existencia de una metarrealidad en la que se producen cuasi-infinitos universos, todo ello entendido en el marco de la Magic-T o teoría de supercuerdas.

5) Por consiguiente, Hawking tiene todo el derecho, avalado por la estructura racional del universo creado por Dios, para entender que existe una alternativa metafísica sin Dios. Puede decir, por tanto, que “Dios no existe” (siempre que entienda: “tengo la opinión racional, avalada hipotéticamente por la ciencia y la filosofía, de que Dios no existe”. Su ateísmo puede ser asumido libremente como posibilidad abierta por la estructura del universo. Sin embargo, no sería correcto decir: “la ciencia (y la filosofía) demuestran con certeza absoluta que Dios no existe”, o decir también, “la alternativa teísta en la explicación del universo no es viable”.

Esto no lo dice Hawking, pues sabe perfectamente que entender la viabilidad de una explicación atea y asumirla (por ejemplo en su caso), no significa que se haya demostrado que Dios no existe y que otros no pudieran concebir argumentos de que existiera. De hecho es una evidencia sociológica que muchos científicos y filósofos saben en esencia lo mismo que Hawking, lo valorar de forma diferente y son manifiestamente teístas.

6) Lo que, en efecto, dice Hawking en The Grand Design es que si la teoría de multiversos llegara a confirmarse como real (que no lo está) entonces se tendría una imagen del universo que no necesitaría a Dios para explicarse. Todo parece dar a entender que su posición en STARMUS no ha variado. De hecho, en la actualidad, la teoría de multiiversos es sólo una especulación lógica formal de la física teórica que no tiene evidencias experimentales, ni parece que pudiera llegar a tenerlas.

La teoría de supercuerdas, por otra parte, está cada vez más criticada, como se ha visto hace poco en Leo Smolin, y se ha comentado en otros artículos de Tendencias21. ¿Existen multiversos que van emergiendo de acuerdo con juegos de valores previstos en la Magic-T? Existirían como posibilidad lógica, y esto ya es mucho; pero no como algo que podamos decir que en realidad existe. Lo que hoy sabemos, avalado por evidencias empíricas, no va más allá del “modelo cosmológico estándar” y de la “teoría estándar de partículas”.

Este modelo está todavía lleno de dudas e imprecisiones y no impone ni el teísmo ni el ateísmo. El descubrimiento del bosón de Higgs no ha sido el último paso y esperamos que en los próximos años pueda conocerse con mayor precisión, entre otras cosas, la naturaleza del campo de Higgs que permea la totalidad del universo. En resumidas cuentas, hoy por hoy, el universo es un enigma que nos sume en la incertidumbre metafísica porque nos deja ante las dos grandes hipótesis que han estado presentes en los últimos siglos de modernidad: el teísmo y el ateísmo.

7) Aunque el plato fuerte de STARMUS , sobre todo en relación a la cuestión de Dios, ha sido Stephen Hawking, también ha hecho acto de presencia Richard Dawkins con su habitual crítica radical de Dios y lo religioso. También se ha hecho de Dawkins una valoración global en Tendencias21 de las Religiones. Su aportación en STARMUS ha sido muy concreta: lo más probable es que haya vida en otros planetas y esto produciría un problema para las creencias religiosas.

La verdad es que no es así. La posibilidad de vida extraterrestre ha sido ponderada ya por teólogos cristianos y no parece que pudiera suponer un problema para las creencias religiosas o cristianas. Hemos tratado ya cuestión en Tendencias21 de las Religiones. No queremos alargar más este artículo con estas consideraciones.

8) ¿Cuál es entonces la valoración de STARMUS desde el punto de vista de las creencias religiosas? Se intuyen algunas consideraciones inmediatas: se ha tratado de una voz monocorde (sólo el punto de vista de una parte); las opiniones han sido poco precisas y matizadas en entrevistas periodísticas, pero se han tocado temas de gran trascendencia metafísica; sin embargo, se han mantenido en una difusa penumbra las diferencias entre las opiniones personales (de Hawking o Dawkins) y la objetividad científica; pero lo que de hecho ha trascendido en grandes titulares periodísticos ha sido el slogan “la ciencia dice que Dios no existe”, pero esto es un gran fraude intelectual que hasta el mismo Hawking se vería obligado a matizar; por tanto, puede decirse que lo que el gran concierto de pseudo rock-científico de STARMUS ha conseguido es seguir contribuyendo a consolidar socialmente que “lo políticamente correcto” es decir que se es ateo, o, al menos, agnóstico, pero que lo religioso no hay por donde tomarlo.

Muchas gentes que no saben ni ciencia ni filosofía, incluso que apenas tienen formación intelectual o cultural, entenderán, por obra de los “media”, que en su ambiente no pueden hablar de Dios porque es “políticamente incorrecto” hacerlo, aunque, en el fondo de sus conciencias, estén abiertos al enigma del universo y a la posibilidad de que su verdad última fuera Dios. Pero hay que decir con fuerza que esta imposición mediática y social es un fraude intelectual que, en el fondo, elimina la libertad de los individuos, imponiéndoles un universo de pseudo-certezas “ateas”, cuando en realidad estamos en un universo de profunda incertidumbre metafísica. A muchos hombres de nuestro tiempo se les está contando una “trola” (pseudo-ciencia) que cercena y corta una parte muy importante de las decisiones existenciales que pertenecen a su libertad personal.